Es necesario examinar las ventajas e inconvenientes de cada clase de luz, para completar el estudio comparativo entro los diferentes sistemas de alumbrado.

La vela de cebo da, por mucho cuidado que se ponga en despabilarla, une luz débil y fuliginosa y deja de ser manejable, así que la atmósfera de las habitaciones se calienta un poco por ser el sebo muy fácilmente fusible.

Las bujías de estearina dan una excelente luz, pero también bastante débil, por lo cual se necesitan varias para un alumbrado conveniente; este sistema resulta por lo tanto muy costoso.

Una bueno lámpara de aceite, bien alimentada y arreglada da un alumbrado perfecto, tres veces más barato que las bujías. El petróleo da también una luz muy intensa y el precio todavía menor. Tiene, sin embargo, el inconveniente del olor desagradable que producen sus vapores y la cantidad considerable de calor (10 calorías por gramo de líquido) que desprende al quemarse y que hace que este sistema de alumbrado no pueda emplearse en habitaciones muy reducidas y mal ventiladas.

El alumbrado por gasógeno, gasolina y otras mezclas de hidrocarburos muy volátiles, tiene el gravísimo inconveniente de amenazar siempre con peligro de incendio.

El alumbrado por gas, que al principio sólo se utilizaba en el comercio, en la industria y la vía pública, se he extendido ya considerablemente al uso doméstico en razón a su gran economía. Difiere especialmente de los sistemas anteriores en la inmovilidad del foco luminoso, lo cual exige un estudio previo para cada instalación; para el alumbrado de mesas de lectura, bufetes, etc., conviene emplear muchos focos y de poca intensidad, mientras que para alumbrar grandes espacios conviene disminuir el número de focos y aumentar en poder.

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