Las ventajas que presenta el alumbrado eléctrico sobre los demás procedimientos de alumbrado incluso el del gas, están hoy ya perfectamente determinadas, y si este sistema no se ha generalizado más hasta ahora, es tanto por las dificultades actuales de instalación, como por el elevado precio a que resulta, no montando el servicio en escala muy grande.

Las máquinas, fuerza motriz, número de operarios inteligentes, material y obras de instalación que exige, hacen que el alumbrado eléctrico no pueda utilizarse sino cuando grandes empresas toman a su cargo su explotación y puedan distribuirlo a domicilio.

Es imposible fijar regla alguna sobre la cantidad de luz que debe procurarse para un buen alumbrado; esto depende naturalmente de le disposición de los locales que se hayan de iluminar, clase de trabajos que en ellos se hayan de hacer, obstáculos que se presenten para la distribución de la luz, etc.; por eso el alumbrado de una estación ha de diferir notablemente del de un mercado; el de un taller del de un patio o una galería, etc.; y por lo tanto los gastos han de variar también mucho según los detalles de cada instalación; pero en general puede decirse que el coste del alumbrado eléctrico va disminuyendo constantemente.

Una instalación que en 1878 costaba, excepto el motor, 2.400 francos por foco, actualmente cuesta de 500 a 600.

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