Usos y aplicaciones del ajo

Los usos y aplicaciones son muy variados.

Los ajos tiernos se comen crudos y asados y en tortilla, lo mismo el bulbo que el tallo; se emplean también fritos para condimentar muchos guisos. Los dientes de las cabezas curadas y secas se emplean en estofados; machacados, para preparar el ajo blanco de los gazpachos y el alioli tan usado en Valencia y Cataluña. También se acostumbra en las provincias meridionales restregar con ellos rebanadas de pan, para hacerlas más estimulantes.

El ajo es muy estimulante, diurético, expectorante y antiescorbútico; se usa también como febrífugo y se recomienda machacado y mezclado con miel contra los dolores reumáticos.

Se emplea el jarabe de ajos como expectorante y se prepara poniendo medio kg. de ajos en medio litro de agua hirviendo, tapando bien la vasija, y añadiendo medio kg. de azúcar; la digestión en agua debe durar lo menos doce horas, para que los ajos pierdan su acritud.

Se ha empleado también el ajo como vermífugo, como preservativo contra las fiebres malignas y contra el cólera y para combatir el garrotillo.

Aplicado el zumo del ajo sobre la piel, produce un efecto semejante al de las cantáridas, pero inflamando solamente el exterior y atacando poco la parte intensa subyacente.

Sólo en la medicina popular conserva el ajo alguna boga, restos de la que alcanzó en la terapéutica antigua.

Es, por su esencia acre, un estimulante del aparato digestivo; pero por el repugnante olor que comunica al aliento, y por contorcer principios álilicos sulfurados, que le hacen indigesto, no debe recomendarse su uso, que sólo puede tener por base el gusto particular.

En la medicina rusa se le considera eficaz contra la rabia. Dan a los enfermos toda la cantidad que pueda tomar y después los colocan en una estufa de temperatura elevada. Tal vez pudiera administrarse en algunas bronquitis, aprovechando la pronta y fácil eliminación de la esencia de ajo por las vías respiratorias.

Tópicamente el ajo obra como irritante. Introducido en el recto, determina un acceso de fiebre efímera, hecho bien conocido por los soldados que lo ponen en práctica para pasar a la enfermería.

En cataplasma produce rubefacción y aun vesicación ligera; por lo que el pueblo lo usa contra los reumatismos en esta forma.

También el ajo machacado se usa contra la tiña, la sarna y los callos. En enemas se considera, con razón muy discutible, como vermífugo y tenífugo.

El zumo de loe ajos es muy espeso, mucilaginoso y glutinoso hasta el punto de que puede servir para encolar el marfil, el hueso y las maderas más duras.

Se utiliza asimismo para dorar a sisa sobre papel y pergamino, a causa de ser muy secante y mordiente.

Volver a AJO – Inicio