Usos terapéuticos de los bálsamos

Los usos terapéuticos de los balsámicos eran ya conocidos en parte por los antiguos; Dioscórides habla de ellos extensamente. Los prescribían en la cura de las heridas y úlceras, en las enfermedades crónicas viscerales, tumores ganglionares, fístulas, tumores externos, y sobre todo, en fumigaciones en la amenorrea, lencocrea, histerismo, flujos mucosos, enfermedades crónicas del pulmón, catarrales y nerviosas, y en las afecciones de la laringe con ronquera y extinción de la voz. En realidad, las aplicaciones actuales de los balsámicos son casi las mismas.

Hoffmann y Morton creyeron que los balsámicos curaban la tisis pulmonar, y aunque estos resultados, anteriores a los medios exactos de diagnóstico que hoy se poseen, no puedan admitirse, testifican elocuentemente la eficacia de los balsámicos en las afecciones crónicas del aparato respiratorio. Las vegetaciones de la mucosa laríngea consecutivas a las flegmasías crónicas, y estas mismas flegmasías son favorablemente tratadas por los balsámicos en inhalaciones o fumigaciones, sobre todo, cuando cesan los fenómenos iniciales de agudeza.

Tordens y Letzesich han tratado la tos ferina con el benzoato de sosa en la fórmula siguiente: benzoato de sosa, 5 gramos; agua de menta, 40 gramos; agua destilada, 40 gramos; jarabe de corteza de naranja, 10 gramos. Letzerich preconizaba también el benzoato de sosa en la difteria.

Como los balsámicos son sustancias caras, en la terapéutica de las familias pobres pueden ser sustituidas las inhalaciones y fumigaciones balsámicas por los vapores de brea.

Los bálsamos de Perú y de Tolú se han prescrito contra el cólico saturnino y, en enemas, contra la disentería, y la tintura de benjuí, sola o diluida en agua, contra las otorreas purulentas.

El ungüento de estoraque se usa como detersivo y desecativo de las heridas y úlceras, cuyos dolores calma; finalmente, la leche virginal o tintura alcohólica de benjuí diluida en 50 partes de agua, que se usa como cosmético, es muy eficaz contra las grietas del pezón.

El benjuí se administra en polvo, en píldoras y más rara vez en emulsión a la dosis de 50 centigramos a 2 gramos. La tintura con que se obtiene la leche virginal se prepara con 1 de benjuí y 5 de alcohol a 95,5°. Las fumigaciones se hacen proyectando el benjuí sobre carbones encendidos, o haciendo respirar los vapores que se desprenden del agua donde se han puesto algunos granos de estas sustancias.

El bálsamo del Perú se administra a iguales dosis; se prepara con él una tintura y un jarabe, entra en la composición de las píldoras de Morton y en la triaca. El bálsamo de Tolú se prescribe a las mismas dosis. Se hace con él un jarabe muy usado; pastillas, un alcoholado, un eterolado y cigarrillos. Con el estoraque se prepara el ungüento de estoraque. Suele asociarse al cerato de Galeno y al láudano.

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