Usos terapéuticos de los alcalinos

En las enfermedades del tubo digestivo tienen los alcalinos numerosas aplicaciones.

En la estomatitis del muguet se emplean los alcalinos, pues se sabe que el oidium albicans sólo se desarrolla en un medio ácido.

Pero el uso más frecuente de los alcalinos, en este orden de enfermedades, corresponde a las dispepsias. Empléanse también en las afecciones del hígado y de las vías biliares y sobre todo en la litiasis biliar.

En las afecciones de las vías urinarias está frecuentemente indicada la medicación alcalina, como ocurre en los casos de cálculos úricos.

Las enfermedades generales de nutrición, en que el movimiento de desasimilación está disminuido absoluta o relativamente, reclaman en muchas ocasiones el uso de estos medios terapéuticos; la diatesis úrica, en muchas de sus variadas manifestaciones debe tener la medicación alcalina por tratamiento fundamental.

Se emplean también los alcalinos en la albuminuria por su acción trófica, por su ligero poder diurético y porque no es inverosímil que obren localmente sobre la lesión renal de un modo favorable; en el reumatismo, en las afecciones respiratorias, por su acción general y por una acción fluidificarte sobre las secreciones mucosas que parecen poseer, en la diabetes sacarina, como excitantes del movimiento nutritivo, en el escorbuto y en diversas afecciones uterinas y vaginales para contrarrestar la acidez de las secreciones morbosas.

Al exterior se emplea también frecuentemente la medicación alcalina, en baños, lociones o pomadas, contra diversas enfermedades de la piel entre las que pueden citarse la ictiosis, el prúrigo, la pitiriasis, el psosiatis y el acné.

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