Usos del ajenjo

Del ajenjo se extrae un principio amargo y una esencia. Esta se obtiene por destilación en los aparatos ordinariamente empleados para destilar las esencias más ligeras que el agua. Por cada 100 kgs. de ajenjo fresco se obtienen generalmente 120 gramos de esencia: del ajenjo póntico o menor, solamente se obtienen 38 gramos por cada 100 kilos.

La esencia bruta es un líquido de color verde obscuro, que comienza a hervir a los 180°, y su punto de ebullición va creciendo conforme va espesándose la materia.

Se purifica y decolora la esencia empleando varias veces la cal viva rectificada y recogiendo únicamente el producto destilado a una temperatura que oscile entre 200 y 205°. En este caso la esencia adquiere un punto de ebullición fijo; el de los 205° centígrados.

Su sabor es ardiente, su olor especialmente penetrante, y es más ligera que el agua, puesto que su densidad es de 0,973 a la temperatura de 24° centígrados. No la atacan las lejías alcalinas, y por la vía seca la altera profundamente y ennegrece la masa, la cal sodada. Por medio de diversas reacciones se pueden obtener compuestos isómeros o análogos a los que produce el alcanfor, pero cuyo estudio no se ha completado todavía.

A la esencia del ajenjo debe su perfume y otras propiedades el licor conocido con el nombre de ajenjo.

Antiguamente se incineraba el ajenjo, para lavar las cenizas y obtener por medio de la evaporación y de la lejía un extracto alcalino que contenía carbonato de potasa, y que se llamaba sal esencial de ajenjo.

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