Uso del arado de Howard

Las partes esenciales del aparato Howard son: la locomóvil, el cabestrante, el arado y las poleas horizontales.

La locomóvil es una máquina de vapor, de más o menos fuerza, que puede utilizarse también en todas las demás operaciones de la casa de labor, destinada a comunicar la fuerza motriz, o mejor dicho, a producirla. Esta fuerza variable es generalmente do ocho a diez caballos.

El cabrestante se compone de un carro montado sobre dos ruedas, y con varas para enganchar las caballerías que lo han de transportar de un campo a otro. Sobre dichas ruedas descansan dos tambores que giran en sentido contrario, movidos, bien por una correa que parte de la locomóvil, o por un árbol de transmisión; de suerte que sujeto el cable en estos dos tambores, se arrolla en el uno cuando se desarrolla en el otro. Este cable de hierro va a parar desde el cabrestante a dos poleas horizontales, fijas en el suelo, que sirven para dirigirlo.

El arado, que es de báscula, puede sustituirse con un poderoso cultivador, haciendo una labor admirable.

El cultivador se sustituye cuando hay necesidad con una grada poderosa. Además de las poleas, y como complemento del sistema, se emplean unos pequeños carros que soportan unas poleas verticales que sostienen el cable y evitan que roce con el terreno por su falta de tensión.

La locomóvil y el cabrestante se colocan en un extremo del campo, el cual se rodea con el cable de hierro, poniendo en las cuatro esquinas o extremos del terreno, cuatro grandes poleas horizontales por las que aquél se desliza, y además en los puntos intermedios los carritos mencionados, los cuales se quitan y se ponen alternativamente al marchar el arado.

Cuando empieza a obrar la locomóvil, el hilo o cable de hierro que conduce el arado se desarrolla en uno de los tambores colocados en el cabrestante situado al lado de la máquina de vapor y se desarrolla en el otro; el labrador se coloca sobre el arado y lo dirige por medio de unas palancas que actúan sobre las ruedas; se pone en marcha el instrumento y un muchacho va quitando los carritos sobre que descansa el cable para que no dificulten la marcha de aquél.

Al llegar al extremo del campo, en el cual queda dicho que se halla colocada una de las poleas horizontales, el labrador hace la señal de parada con una banderola; el maquinista para la máquina, y el obrero colocado al pie de la polea la levanta por medio de una palanca y la coloca a una distancia del surco anteriormente trazado igual a la anchura de las rejas del arado; hace bascular a éste, con lo cual las rejas y vertederas que venían abriendo la tierra se elevan, bajando las del lado opuesto; vuelve el labrador a colocarse sobre el arado; hace una nueva señal; la máquina de vapor empieza a obrar, y el arado marcha en dirección contraria a la que antes había traído.

El arado puede funcionar, sea cual fuere la forma del terreno, con sólo disponer convenientemente las poleas por las cuales pasa el cable, de modo que éste siga la dirección indicada por los linderos. Si el campo es de grande extensión, se divide en porciones regulares, colocando las poleas en los ángulos y la máquina de vapor en el sitio oportuno.

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