Transporte producido por el arco voltaico

Cuando el arco voltaico se origina entre dos conos de carbón, se observa que el positivo decrece lentamente, aun en el vacío, y se ahueca, mientras que el negativo va aumentando de volumen; hay, pues, transporte de las moléculas de carbón del primer polo al segundo.

En el aire, efecto de este transporte y de una combustión lenta, aun cuando los carbones sean de cok, el positivo se gasta doble que el negativo.

Si el arco en vez de formarse entre dos carbones, se forma entre dos metales diferentes, cobre y plata por ejemplo, se reconoce fácilmente, por los depósitos que se producen, que ha habido transporte en ambos sentidos; pero el transporte es más abundante del polo positivo al negativo.

La alta temperatura que alcanzan los carbones en el momento en que se les pone en contacto, y además el transporte que se produce cuando se los separa, manifiestan que el arco voltaico es debido a las moléculas de carbón volatilizadas primero y transportadas después de un polo a otro. Estas moléculas forman una cadena continua, que basta para cerrar la corriente, y como dicha cadena ofrece una gran se calienta, en conformidad con la segunda ley de la distribución del calor en el circuito, hasta producir el vivísimo resplandor que constituye el arco voltaico.

A causa de esta gran resistencia no es posible obtener el arco voltaico sino con un gran número de pares, cuarenta de Bunsen por lo menos, dispuestos en una sola fila, y a la misma causa se debe también el que la distancia que separa los dos carbones tenga un límite, pasado el cual se extingue el arco. Se le hace reaparecer aproximando los carbones hasta ponerlos en contacto, o bien haciendo pasar de uno a otro una chispa eléctrica muy fuerte.

Cuanto más fácilmente se disgreguen los electrodos por la corriente, más separados pueden estar sin que se extinga el arco; el carbón, que es una sustancia que se desmorona con facilidad, es uno de los cuerpos que suministran un arco voltaico más largo.

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