Teoría de la vejiga natatoria para el ascenso y descenso de los aeróstatos

En 1789, el baron Scot, siguiendo las ideas emitidas en 1784 por el duque de Chartres, los hermanos Robert y algún otro inventor, propuso unir al globo una especie de vejiga natatoria a imitación de la que tienen cierta clase de peces para subir y bajar en medio de las aguas.

La teoría de este sistema es bien sencilla: el animal desea subir; pues dilata la vejiga natatoria, el aire encerrado en ésta se dilata, el pez aumenta de volumen sin variar de peso, la presión de abajo arriba aumenta y el animal se eleva. Quiere bajar; pues hace lo contrario, oprime la vejiga y sucediéndose los fenómenos a la inversa el pez baja.

Scot propuso unir al globo una vejiga de aire, la que comprimía y dilataba a su voluntad para hacer que el aeróstato, subiera o bajara en la atmósfera.

Este sistema a pesar de su sencillez teórica, no dio resultados prácticos; la razón de este fracaso es bien sencilla y la vamos a exponer en pocas palabras.

Supongamos un metro cúbico de aire a 0° de temperatura y bajo la presión de 0,76 m, cuyo peso será en estas condiciones de 1,3 k. Admitamos que sin deterioro para la envolvente de la vejiga, se aumenta en 0,01 m la presión del aire interior; su peso será en este caso de 1,3171 k. La diferencia, pues, de peso entre un metro cúbico en el interior de la vejiga y en la atmósfera, será: 0,0171 k.

Por lo tanto, si suponemos que la vejiga tiene 100 metros cúbicos de volumen, accesorio del aeróstato que llevaría grandes dificultades para su colocación y manejo, sólo produciría un aumento de fuerza ascensional de 1,71 k resultado que no compensa los inconvenientes del sistema.

Algunos autores han propuesto comprimir directamente el hidrógeno del globo, pero han desistido de su propósito ante las dificultades de la operación y la insignificancia del resultado práctico.

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