Tendencias en arqueología

El verdadero trabajo del arqueólogo, como se ve, consiste en examinar los hechos aislados, pero sin perder de vista la evolución histórica, los antecedentes del hecho, la serie en que debe clasificarse, las conclusiones que se deben deducir.

Es menester no olvidar el medio social en que cada obra se produjo; ahí está el secreto de la fisonomía de los monumentos y objetos. El Egipto, monótono y melancólico, produjo la religión a los muertos y la dulce esperanza de la vida eterna; la Grecia, accidentada y exuberante, produjo el culto a la Naturaleza.

De lo expuesto puede deducirse que la Arqueología no es, como por lo común se entiende en nuestro país, una ciencia que deba cultivarse en las Bibliotecas y en la mesa de escritorio.

El día que nuestros arqueólogos viajen, en vez de rebuscar noticias en Archivos y Bibliotecas para saber cómo se llamaba el magnate que mandó construir tal edificio, cuándo se inauguró éste y con qué solemnidades, con lo cual se ufanan no pocos que se tienen por arqueólogos, confundiendo lastimosamente la curiosidad histórica con la Arqueología, habrán dado un paso decisivo en pro del adelanto de la ciencia; será como si la Arqueología, causada ya de la tutela de los eruditos, se emancipa para emprender las tareas provechosas propias de la edad viril.

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