Tejido y reproducción animal y vegetal

Entre los tejidos animales y los tejidos vegetales, existe generalmente una importante diferencia. Ahora bien; esta diferencia ¿se presenta en todos los casos?

Mientras que en los unos las células conservan su forma primitiva y su individualidad, en otros, por el contrario, las células sufren modificaciones muy diversas a expensas de esta misma individualidad.

Las plantas tienen la apariencia de una aglomeración de células similares perfectamente separadas unas de otras, y los animales presentan el aspecto de formaciones heterogéneas en las cuales muy rara vez se hallan las células claramente limitadas.

La razón de esta divergencia se halla en la estructura de la célula; en las plantas, la envoltura celulósica se reviste al rededor del utrículo primordial de una membrana gruesa, mientras que en los animales no se observa más que una simple película nitrogenada, muy delicada, a solamente una capa superficial, un poco más densa que el contenido.

Sin embargo, se encuentran algunas células vegetales con utrículo primordial desnudo (células primordiales), y por otra parte, algunos tejidos animales, como por ejemplo, la cuerda dorsal, las células de sostén de los tentáculos de los hidroidos, el cartílago, etc., en los que las células han conservado toda su individualidad, se han rodeado de tejidos muy resistentes y son muy análogas a las de los tejidos vegetales.

Muchos autores han asegurado que los tejidos animales han de ser necesariamente policelulares; pero esta afirmación carece de fundamento, pues existe un gran número de organismos animales que ha sido preciso colocar entre los formados por célula simple. Esto mismo ocurre también con algunas clases de plantas (muchas setas y algas), de manera que en esto los dos reinos se rigen por las mismas leyes.

En las plantas, es sabido que predomina la multiplicación anual; esto, sin embargo, ocurre también en gran número de grupos inferiores del reino animal. La reproducción sexual se observa en las plantas lo mismo que en los animales, verificándose por medio del encuentro de los elementos reproductores, macho (cuerpo seminal) y hembra (célula huevo), y presentando idénticos fenómenos; los elementos reproductores tienen en los dos reinos una gran analogía en su forma. La estructura y posición de los órganos genitales en el interior del cuerpo o en su superficie, ofrecen caracteres tanto menos seguros para distinguir la planta del animal, cuanto que bajo este punto de vista, así dentro del reino vegetal como del animal, se notan las diferencias más considerables.

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