Entre las vegetales son dignas de notarse más habitualmente: restos fibrosos y celulares, películas epidérmicas, pelos, espiras y fibras de tolla clases; granos de polen de todas formas, colores y constitución; granos de almidón e infinidad de gérmenes y esporos de multitud de plantas criptógamas de toda clase que viven y fructifican en el agua y en medios nutritivos apropiados.
Pueden citarse algunas especies: las de los géneros Leptonema, Alternaria y Dactylium que pueden cultivarse en madera y en algodón embebidos de agua; otras del género Ceratocladium de forma parecida al tizón del centeno; las Isarias que se cultivan sobre papel embebido en agua ordinaria hervida; los Fusidium y los Selenosporium muy abundantes en las atmósferas de algunas ciudades de Europa, donde tan escasas son las Desmidias y Diatomeas, algas muy repartidas en las zonas húmedas de América.
Algunas algas vacilares, que muchos autores colocan en el reino animal y designan con el nombre de vibriones, se encuentran siempre en el aire en estado de gérmenes.
En cuanto a la proporción de estas diferentes sustancias en la atmósfera, es muy variable, pero puede fijarse que el término medio con respecto a los esporos de criptógamas, no baja, según las observaciones hechas, de 20.000 por metro cúbico de aire.
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