Sistemas de apicultura fijista y movilista

El sistema fijista es aquel en el cual las abejas se crían y explotan en colmenas de bastidores fijos formando un solo cuerpo con las paredes, como en la antigua colmena común de una sola pieza.

No hay que creer, sin embargo, que los partidarios de este sistema estén obligados a renunciar a todo progreso; modificaciones importantes son haber hecho móvil la colmena, aunque respetando por completo la inmovilidad de los bastidores. Para esto idearon las colmenas de varios compartimientos independientes unos de otros y superpuestos, que tales son las colmenas de alzas y de capitel.

La apicultura movilista, o sistema apícola movilista, es aquella en la cual se efectúa una explotación intensiva de las abejas, con el fin de obtener cantidades mucho más considerables de miel, sacrificando voluntariamente la recolección de la cera, cuya producción exige por parte de las abejas el consumo de un peso mucho más considerable de miel, con la consiguiente pérdida para el apicultor. Además de esta miel absorbida, la elaboración digestiva que produce la cera condena a las abejas a una inamovilidad prolongada, es decir, a una gran pérdida de tiempo y de trabajo.

Si se recoge la miel en primavera, después de las primeras floraciones, las abejas, privadas de sus panales por los métodos fijos, se ven obligadas a reconstruirlos para alojar sus nuevas provisiones, y a pesar de su actividad, sucede con frecuencia que cuando los almacenes están dispuestos, la floración se concluye y falta la recolección. Si, por el contrario, se ponen siempre panales de cera vacíos a la disposición de los insectos, éstos emplean toda su actividad en elaborar miel sin perdida de tiempo, aprovechando todas las flores.

Se consigue separar la miel dejando entero el armazón de cera de los panales por medio del melo-extractor de fuerza centrífuga, o turbina inventada por el veneciano Hrushka que da una miel virgen de una pureza absoluta. Los bastidores movibles permiten además recoger fácilmente con separación las mieles correspondientes a plantas determinadas.

Se han construido también armaduras de cera y aun de madera y de metal, de la misma figura y disposición que les panales colocándolas en loa bastidores de las colmenas en lugar de los panales de cera desprovistos de miel, y con el mismo fin que estos, es decir, para que las abejas depositen sobre dichas armaduras, la miel que vayan elaborando. Estas armaduras, aunque tienen la ventaja de activar el trabajo de las abejas, presentan también graves inconvenientes.

Con frecuencia las abejas despegan los bastidores; además, loe alvéolos tallados en su superficie por las abejas son peores que los de los panales construidos completamente por estos insectos. Por último y sobre todo, el panal o la hoja, se hincha, se alabea por el calor y la sequedad, de suerte que los alvéolos del centro se parten o se comprimen.

La cría intensiva de las abejas para la extracción de la miel por la fuerza centrífuga, permite hacer servir los mismos bastidores que se emplean casi indefinidamente. Bastan desde luego para los apicultores que no quieren aumentar su producción y esto disminuye mucho la utilidad de las armaduras o de placas de cera, madera o metal.

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