Semiología de la albuminuria

La significación patológica de la albuminuria está completamente subordinada a su duración, puesto que la observación demuestra que la albuminuria persistente es signo de la enfermedad de Bright.

De aquí resulta que, la albuminuria pasajera, que con frecuencia constituye solo un epifenómeno, autoriza casi siempre un pronóstico benigno, en tanto que la albuminuria persistente, expresión sintomática de un estado morboso grave, exige un pronóstico severo.

Las causas o condiciones etiológicas que presiden al desarrollo de la albuminuria, la forma de su principio, su curso, el estudio del conjunto de los caracteres físicos y químicos de la orina, ayudado del microscopio, y la consideración de los síntomas concomitantes, ayudan eficazmente al clínico para elevarse del conocimiento del síntoma de albuminuria al del proceso morboso de que depende.

La albuminuria puede presentarse acompañada de los fenómenos febriles que caracterizan la invasión da las enfermedades agudas, con dolores renales más o menos intensos que se exacerban por el movimiento y la presión, y en este caso la albuminuria es signo de la nefritis aguda; cuando empieza la albuminuria con pesadez en la región lumbar o dolores espontáneos o provocados, pero faltan los fenómenos febriles agudos, es muy probable que no se trate del mal de Bright, siendo el modo de iniciarse propio de las albuminurias de causa mecánica.

La consideración de las causas es también importante; así dos enfermos afectos uno de reumatismo articular y otro de escarlatina, que presentan albuminuria, en el curso de su padecimiento, dan lugar a pronósticos distintos, pues en el primero se trata solo de un epifenómeno poco importante, mientras que la albuminuria revela en el segundo una determinación renal muchas veces grave.

Es necesario por lo tanto, cuando se trata de establecer el valor, diagnóstico y pronóstico de una albuminuria, recordar sus diversas condiciones etiológicas, intoxicaciones crónicas, caquexias, desórdenes mecánicos de la circulación, acción del frío, embarazo, infecciones (fiebres tíficas, fiebres eruptivas, etc.), enfermedades del aparato respiratorio.

Cuanto a la marcha y dirección del síntoma, la albuminuria es en general más grave, e indicador de una alteración morbosa más profunda, cuanto mayor es su persistencia; si bien se debe tener en cuenta que existen enfermos (Vogel) que han tenido albuminuria por espacio de años enteros sin ningún otro fenómeno morboso.

El valor de los síntomas concomitantes es considerable: así, por ejemplo, siempre que se ve aparecer en un albuminúrico un edema palpebral o interpalpebral puede afirmarse la albuminuria Brightica. Pero donde se pueden encontrar datos preciosos es en el estudio de la orina, que se hará oportunamente al estudiar cada uno de los procesos patológicos que presentan el síntoma que venimos estudiando. También procede ocuparse entonces de las indicaciones terapéuticas y del tratamiento.

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