Representación física del alma en la mitología

Como se ha podido apreciar, hay grande analogía entre las creencias relativas a los fines últimos del alma humana en el Egipto y en la Grecia: en cuanto a las imágenes del alma en los monumentos, algunas veces aparece entre las garras de las harpías, como en el bajo relieve de Xantos, de carácter oriental.

Pero a medida que la imaginación griega prestó al alma forma más sensible, llegando al concepto del Eidolon, se hicieron más frecuentes las representaciones del alma.

Las pinturas de los vasos muestran al Eidolon en la figura de un pájaro con cabeza humana o en un ser que reproduce la figura del muerto en proporciones reducidas. En las escenas de combate el Eidolon alado, armado como un hoplita, revolotea sobre el cuerpo del guerrero que acaba de abandonar; el asunto frecuente de esta clase de representaciones suele ser Héctor y Aquiles, disputando sobre el cuerpo de Patroclo.

En época más reciente, entre los siglos iv y iii, los pintores ceramistas atenienses modifican un poco la antigua concepción del Eidolon al dibujarle en los lekythos, pues escogen por asunto la exposición del muerto, el pasaje en la barca de Caron o el cumplimiento de los ritos funerarios junto a la estela: el Eidolon revolotea sobre una figurita desnuda y alada que no ofrece semejanza con el cuerpo.

Las representaciones de la Psychostasia o peso de las almas verificado por Mermes, están inspiradas en los pasajes de los poemas homéricos. Como puede apreciarse, la Psychostasia ofrece interesante analogía con las escenas del juicio del alma en el Amenti egipcio, pues Tot es el Hermes egipcio que tiene el fiel de la balanza en presencia de Osiris, supremo juez; pero en el Egipto a diferencia de la Grecia el peso de las almas constituyó una especie de dogma.

Si se presta testimonio a los monumentos figurados, las creencias relativas a la suerte de las almas después de la muerte física, no merecieron gran fe en la Grecia.

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