Renta de aduanas

La aduana es en su origen una institución puramente fiscal, que sirve para recaudar los impuestos establecidos sobre la navegación y el comercio, y como ese es su propio y natural carácter, nos limitaremos a considerarlas aquí bajo tal aspecto, dejando para lugar más adecuado el examen de las cuestiones que suscita su aplicación como medio de favorecer la industria nacional y para hacer efectivos, ora las prohibiciones señaladas al comercio exterior, ora los derechos protectores exigidos a los artículos extranjeros (libre cambio y proteccionismo)

Otro servicio muy interesante prestan las aduanas como oficinas de estadística; son en este sentido verdaderas contadurías del tráfico internacional que describen sus principales movimientos y de ellas, miradas por esta fase, volveremos a ocuparnos en el artículo balanza mercantil.

El impuesto de aduanas es de los más importantes por sus rendimientos y el menos combatido de todos los indirectos, sin que esto arguya precisamente la bondad de las circunstancias, porque sólo es una prueba más de que es relativo.

Las aduanas han suministrado siempre grandes recursos a los Gobiernos y constituyen hoy uno de los ingresos más considerables de todos los presupuestos. He aquí la primera condición que las abona, y luego, si se tiene en cuenta que esa condición parece satisfecha por los extranjeros, que las molestias de su exacción no afectan directamente más que al corto número de personas que contiene fuera del país relaciones comerciales, y que sólo detiene un momento la circulación de las mercancías en los puertos y fronteras, dejándolas después en libertad completa, se comprenderá porqué las aduanas no suscitan la odiosidad y las vehementes quejas que producen otras contribuciones que son menos gravosas en el fondo.

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