Relación entre el ambiente y la apicultura

Al tratar de establecer un colmenar es necesario examinar con cuidado la meteorología, el suelo y los cultivos del país. Un país seco es más productivo que uno húmedo, porque las plantas son más ricas en néctar y son en general más odoríficas.

En comarcas de flora abundante en gramíneas, la principal cosecha de miel se obtiene en primavera. En terrenos de floraciones rápidas, debidas al cultivo del hombre, o abundantes en leguminosas, la miel abunda en la época de la floración de éstas.

Es un gran beneficio para el apicultor que el país reúna las dos ventajas a la vez; en este caso obtiene recolección en primavera, verano, y hasta en otoño, y las colmenas pueden dar así enormes cantidades de miel.

El enjambrado natural es indicio cierto de una gran cosecha.

Cuando se habita un país donde por la influencia de las estaciones la flora cambia completamente de carácter, será conveniente dividir la cosecha y combinar las épocas de recolección de la miel con los cambios de vegetación, de tal modo que se puedan conservar separadamente las mieles de clases distintas.

Los capiteles o casquetes, las alzas y particularmente las colmenas de bastidores movibles son muy adecuadas para este efecto. No hay, pues, en consecuencia nada más variable y más local, que la época de la recolección de la miel.

El estudio de las plantas melíferas se halla aún poco adelantado, y sin embargo, bajo el punto de vista científico y práctico, este asunto ofrece un gran interés, porque basta un pequeña número de flores muy melíferas en un radio de dos a tres kilómetros al rededor del colmenar, para asegurar al cultivador abundantes cosechas.

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