Purificación del azufre

El azufre impuro o en bruto se refina o purifica sometiéndole a la volatilización en un cilindro horizontal que se calienta en un hogar, que recibe azufre fundido en una caldera colocada sobre el cilindro y calentada por el mismo foco de calor, en la que se echa el azufre impuro.

El vapor de azufre se condensa en las paredes de una cámara, en forma de flor de azufre, saliendo de aquélla el aire dilatado por un orificio al que se adapta una válvula.

Si se quiere extraer la flor de azufre, se incomunica la cámara con la retorta por medio de una compuerta antes que las paredes de aquélla lleguen a la temperatura de 113° y se penetra en la cámara por una puerta situada en una de sus paredes laterales.

Si se quiere obtener azufre fundido, se deja elevar la temperatura de la cámara para que se funda la flor de azufre, que se irá acumulando sobre el suelo inclinado de aquélla.

Se le da salida por una abertura cayendo por medio de una canal en un recipiente; recibiéndole en moldes ligeramente cónicos de boj, se le tendrá en cilindros, resultando así azufre llamado en cañón o en canutillo que es más puro que la flor de azufre, pues ésta siempre contiene algo de ácido sulfuroso que pasa a sulfúrico, procedente del azufre que se quema; por esto enrojece el papel azul de tornasol; si procede de las piritas, puede contener ácido arsenioso.

Para las necesidades de la Farmacia se puede obtener el azufre precipitándole por medio del ácido clorhídrico, de los polisulfuros o de los hiposulfitos solubles, lavándole después con agua destilada. Es más puro que el azufre en flor.

Puede reconocerse fácilmente la pureza de los azufres comerciales, pesando una cantidad determinada, por ejemplo, 20 gramos, y quemándola sobre una capsulita de porcelana o sobre un platillo de café. El azufre perfectamente puro arde por completo sin dejar residuo alguno; el que no lo es, deja un residuo blanco o amarillo rojizo, y a veces oscuro, debido a las sustancias que le impurifican.

Para la mayor parte de los usos industriales ordinarios, principalmente en Agricultura, se admite todo azufre que no deje más de un cinco por 100 de residuo.

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