Propiedades tóxicas del ajenjo

En la actualidad el prestigio terapéutico del ajenjo ha decaído hasta el punto que raras veces se prescribe. En cambio, se abusa cada vez más de la bebida alcohólica llamada ajenjo, sobre todo en los grandes centros de población, y seguramente, el punto más interesante de la historia del ajenjo es el estudio de sus efectos tóxicos.

La acción dañosa del ajenjo no había pasado desapercibida para los antiguos. Lindestalpes, Triller y Casthenser, según Bodard, habían observado que el uso de esta planta determinaba violentas cefalalgias; pero a Marcé (1864) y a Magnan (de 1869 a 1881) se debe principalmente el conocimiento de la acción tóxica del ajenjo, por observaciones y experimentos precisos.

El uso cotidiano y prolongado del licor de ajenjo determina en el hombre una serie de trastornos que se han descrito con el nombre de ajenjismo o absintismo, bien estudiados en estos últimos tiempos, por Motet, Magnan, Challaud, Laucereaux, Rodet, Smith, Voisin, etc., etc.

En los casos de absintismo hay que separar la parte correspondiente a cada uno de los elementos tóxicos que entran en la composición del licor de ajenjos, el alcohol y la esencia de ajenjo. Los más importantes desórdenes ocasionados por esta última, son los ataques convulsivos y las alucinaciones. Los primeros, descritos con el nombre de epilexia absintica, son enteramente comparables a los accesos completos de epilepsia idiopática. Laucereaux, sin embargo, los refiere mas bien al histerismo que a la epilepsia.

Fuera de estos ataques, el absintismo se manifiesta por desórdenes de marcha crónica, como son: trastornos de sensibilidad, insomnios, pesadillas, calambres, temblores, alucinaciones, depresión de las funciones psíquicas, tanto intelectuales como morales y embrutecimiento.

Los trastornos de la sensibilidad diferencian más que ningún otro grupo de síntomas el absintismo del alcoholismo.

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