Los aglomerados presentan un conjunto de propiedades (facilidad para la colocación, dureza, homogeneidad, poder calorífico, etc.), que nunca se encuentran reunidas en el mismo grado en los combustibles naturales.

Los aglomerados fabricados con alquitrán o brea son poco usados en la calefacción doméstica a causa del mal olor que desprenden, y por esto la industria ha procurado fabricar aglomerados sin alquitrán, aglutinando los desperdicios de la hulla por medio de diversos materiales vegetales, como fécula, restos de la fabricación de aceites, residuos de almidonerías, etc.

El desideratum de la industria de los aglomerados es encontrar una materia aglutinante natural, mineral, barata, que no desprenda mal olor, ni altere las propiedades combustibles del carbón.

La fabricación de aglomerados se halla tan desarrollada hoy día que en Inglaterra pasan de 500.000 las toneladas anuales que se fabrican, otras tantas en Bélgica y más de 650.000 en Francia.

En varios ferrocarriles de España se han hecho por el método de Rouviere, que consiste en calentar la carbonilla en calderas de hierro colado y mezclarla con 10 por 100 de brea seca y 25 por 100 de alquitrán, fundidos separadamente, revolviendo la pasta y moldeándola después.

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