Primeros ascensores en Madrid

En Madrid se han principiado a establecer, hasta en casas particulares, movidos por la presión que el agua del Lozoya alcanza en las cañerías.

Con las dimensiones de este aparato, deducidas, como es natural, de la diferencia de nivel entre su planta y la carga de agua del Canal del Lozoya, cada ascención total de 14 metros exige menos de ocho hectolitros de agua, que al precio de ésta, representan un gasto de 80 reales anuales por cada ascensión diaria, o de 1.600 reales al año calculando que se hagan al día veinte ascensiones. En los puntos más bajos de la población aun resultaría el sistema más barato. Para calcular el agua gastada existe en el aparato un contador que indica las ascensiones verificadas en un período determinado de tiempo.

La ascensión al último piso con cuatro personas se hace en menos de un minuto, y la suavidad es tal que con los ojos cerrados no puede decirse si el aparato está en reposo o en marcha, y mucho menos si sube o baja.

En las mesetas de la escalera tiene la barandilla puertas, que se abren por el aparato mismo, y unos botones colocados dentro de la garita determinan la detención en el piso que se desea. Para ponerle en marcha basta tirar de una cuerda que atraviesa por la garita en toda la extensión del trayecto. La cuerda abre la llave de entrada del agua que, penetrando entre el cuerpo de bomba y el émbolo, imprime a éste el movimiento ascensional. De manera que basta entrar en la garita, tirar de la cuerda y sacar el botón correspondiente, para que el aparato suba hasta el piso en que se desea parar, y se detenga en él abriendo la puerta de la barandilla y dejando franco el acceso hasta la entrada de la habitación.

Cuando se tira la cuerda en sentido contrario, gira la llave abriendo la salida del agua, y entonces el mismo peso del aparato obliga al líquido a verterse en una tina o pila situada en el patio, donde puede utilizarse para lavar, regar u otros usos.

En Inglaterra es donde los ascensores son más empleados, principalmente en las estaciones de los ferrocarriles para los trasbordos y movimiento de las mercancías. En la estación de Newcastle los vagones mismos son elevados de unos puntos a otros por medio de plataformas ascensores guiadas por dobles paralelogramos. En Francia y en América son muy usados en las estaciones, en las Aduanas, en los grandes almacenes, etc., ascensores movidos a vapor.

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