Presencia del análisis en las ciencias

La tendencia constante del espíritu a dilatar su escrutadora mirada en el espacioso horizonte de la realidad, sin dejar por esto de condensar mediante la reflexión los resultados obtenidos, el insaciable deseo de saber, eco del acicate de nuestro instinto de la curiosidad, consagrado a hallar principio ordenador de nuestras experiencias, y el afán (que sirve de génesis a la aparición incesante de las escuelas y a la desaparición sucesiva de las teorías) de hallar, en último término, un sistema de ideas que corresponda con el organismo de los objetos: tales son en suma los impulsos que pretendemos descubrir cual principios animadores de este flujo y reflujo en que se manifiesta la cultura humana, suprema condensación de todas las audacias de la iniciativa individual, con todas las energías del espíritu colectivo.

Merced a ellos, en la historia de la cultura humana (cuyo spíritus intus lo anuncia y esboza la inteligencia hallando lo uno en medio de lo múltiple, como base del orden y de la racionalidad) se producen desprendimientos generales, hechos de tan capital importancia que constituyen por sí o estados verdaderamente sintéticos en que el espíritu desea recoger con religiosa escrupulosidad toda la herencia legada por generaciones anteriores, o estados completamente críticos, en los cuales desea el hombre elaborar su pensamiento en vista de su historia, iniciando en ella, sin embargo, nuevos y más amplios derroteros.

Sincretismos gradualmente más amplios y extensos, y crisis cada vez más profundas y laboriosas, constituyen los caracteres salientes que ofrece en sus horas solemnes la historia de la cultura humana. Mientras en los primeros la reconstrucción se impone y prepondera en toda manifestación de la actividad intelectual, en las segundas la indagación y el prurito de la originalidad absorben por completo la atención.

Son los primeros momentos en que se recogen y clasifican los frutos reunidos por el trabajo común de los pensadores, y a ellos siguen las crisis cada vez mas hondas, en que la inteligencia aspira de nuevo a formar conciencia más amplia de la realidad, simplificando no obstante los procedimientos y disminuyendo las dificultades.

Así se ha llamado al siglo xviii, el siglo del análisis, porque ha proclamado este método y lo ha aplicado de una manera general a todas las manifestaciones de la cultura humana, mientras que por ejemplo el siglo xiii es reconocido como época sintética, porque en ella se condensó y aun informó sistemáticamente todo el saber de la Edad Media.

Son múltiples y muy diversas las especies de análisis, que se señalan por la naturaleza de lo analizado: análisis material o partición, análisis químico o descomposición, análisis matemático o clasificación, análisis lógico y racional o distinción, análisis literario o crítica de los elementos de belleza, etc.

También se señalan diferentes clases de análisis según la índole específica del todo, o principio, en cuyo supuesto se efectúa el análisis y según la mayor menor facilidad de reconstruir en síntesis los elementos analizados. En general la operación lógica del juicio se la denomina explicativa o analítica.

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