Otros tipos de aceros

Estudiando la influencia que en las propiedades de los productos metálicos obtenidos por los procedimientos descritos, ejerce la presencia de ciertas materias extrañas y principalmente del carbono, manganeso, silicio y fósforo, se han llegado a obtener aceros de cualidades muy diversas; basta para ello verter sobre la masa fundida en la plaza del horno Martin-Siemens una mezcla artificial en proporciones determinadas de elementos elegidos.

Pueden citarse entre otras el ferro-manganeso que contiene de 4 a 5 por 100 de carbono y por lo menos 25 por 100 de manganeso y cuya adición a la masa férrea produce aceros dulces, flexibles y muy tenaces; otra mezcla, preparada en Tierra Negra y llamada ferro-silicio, contiene 8 por 100 de silicio, 14,5 de manganeso y 1,5 de carbono, y da un acero sin huecos, ni vacíos, susceptible de templarse, utilizable para los proyectiles de artillería, para las placas de blindaje y probablemente para otros muchos usos en que llevará ventaja al hierro colado. Este acero, así obtenido, sin necesidad de someterlo a ningún batido, ni a ninguna otra clase de trabajo mecánico, posee la densidad máxima de los mejores aceros forjados (7,78 a 7,91); es maleable y sus cualidades de resistencia al choque y a la tracción varían en los mismos límites que los de los aceros batidos y laminados.

Se ve, pues, por todo esto, que la fabricación del acero ha llegado a ser una industria completamente química. Los elementos que afectan a las propiedades del metal son: el carbono, el manganeso, el azufre, el silicio, el fósforo, el cobre, el tungsteno, el titano y el cromo. El carbono y el silicio son los elementos que dan dureza; el azufre disminuye la maleabilidad; el fósforo endurece el acero y le hace frágil en frío; el manganeso endurece el acero y corrige los defectos de la presencia del fósforo; en Tierra Negra atenúan los efectos de la presencia del fósforo disminuyendo la proporción del carbono; el cobre da fragilidad al acero y el tungsteno aumenta su dureza y tenacidad; otro tanto hace el cromo, fundándose en lo cual Julius Baur se ha propuesto obtenerlo más resistente, más elástico, más dúctil que el acero ordinario, sustituyendo el carbono por el cromo. El acero cromado tiene una resistencia a la tracción de 198,917 libras por pulgada cuadrada. En América ha entrado ya el acero cromado en los usos industriales, habiéndose empleado principalmente en la construcción del puente de San Luis sobre el Mississippí y para los primeros cables del puente tendido sobre el Easter River y que une a New York con Brooklyn.

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