También son de capital interés las abreviaturas de la Cancillería Romana, por ser oficiales en gran número de casos los documentos que de ella emanan. Esas abreviaturas son de uso tradicional y de autenticidad tan corriente, que hay motivo para considerar como sospechoso de falsedad todo documento en que se hallan escritas por completo y con todas sus letras las palabras que ordinariamente se escriben en abreviatura.

Aparte de las citadas, cuyo conocimiento es casi indispensable para la inteligencia de los documentos en que se emplean, hay muchas otras abreviaturas que conviene conocer por lo que representan en la historia de nuestro idioma y de nuestra escritura. Son estas las más usuales entre los godos españoles, y las más notables que se hallan en documentos castellanos desde el siglo xv al xvii.

Hay otras abreviaturas que tienen carácter esencialmente simbólico o ideográfico, como las abreviaturas de la química; y otras propias de ciencias y artes u oficios especiales, como las de Astronomía, Geografía, Trigonometría, Música, etcétera.

Por último, hay abreviaturas de nombres extranjeros que interesa conocer a cuantos tienen que cultivar relaciones con personas importantes de otros países, especialmente con los diplomáticos de Francia e Inglaterra.

Los dedicados a la interpretación de los documentos antiguos, clasifican las abreviaturas en siglas y en abreviaturas propiamente dichas, así estén expresadas por letras propias de la palabra correspondiente, o por ellas y signos arbitrarios.

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