Otros gases propuestos para utilizar en los aeróstatos

1° Aire caliente.

El aire caliente presenta a primera vista la ventaja de poder dilatar rápidamente el globo sin otro gasto que el coste del combustible, lo que lleva consigo una economía de tiempo y de dinero; pero estudiada la cuestión con detenimiento, se ve que este modo de llenar los globos ocasiona una gran pérdida de fuerza ascensional, que proviene del peso del combustible que el aeróstato tiene que elevar; por otra parte, la diferencia entre las densidades del aire exterior y del interior es siempre muy pequeña, a causa de la imposibilidad de conservar este último a altas temperaturas en medio de la atmósfera, lo que obliga a adoptar globos de mayores dimensiones que las de los de hidrógeno a igualdad de efecto útil. Estos inconvenientes han hecho que se abandonen los aeróstatos de aire caliente en la época moderna.

Para comprobar científicamente lo que acabamos de indicar, llamemos d y v a la densidad y al volumen del aire a 0 grados; d’ y v’ a la densidad y al volumen del mismo a T grados, y supongamos que 0,76 metros es la altura barométrica. Se sabe, según las leyes de Mariotte y de Gay-Lussac, que: d’ = d / 1 + T x 0, 00375

Suponiendo d = 1 y haciendo en esta fórmula T = 10°, 50°, 100°, se tendrá d’ = 1; 0,96; 0,84 y 0,72 respectivamente. Se deduce que, conservando el aire interior del globo a 100 grados, lo que es difícil cuando el exterior desciende a cero, no se obtiene más que una densidad de 0,72 y que es preciso una temperatura de 3653 grados para alcanzar la densidad del hidrógeno que es 0,068; números que demuestran mejor que todos los raciocinios la verdad de nuestro aserto. A estos inconvenientes hay que añadir la facilidad de un siniestro en las altas regiones de la atmósfera.

2° Vacío.

Cuando se hace el vacío en el interior de un recipiente cerrado, las paredes de éste tienen que soportar una presión atmosférica de 10.325 kilogramos por metro cuadrado, lo qua obliga a hacer éstas de materias muy resistentes y a darlas grandes espesores.

Esta ligera observación demuestra que, prácticamente, es imposible elevar globos en el aire haciendo el vacío en su interior, pues las dimensiones que sería preciso darles y el peso que en este caso tendrían, harían difícil su flotación en la atmósfera.

3° Vapor de agua.

El vapor de agua tiene los mismos inconvenientes que el aire caliente: su densidad, que sólo es de 0,62, y la dificultad de conservarle en las altas regiones de la atmósfera a la temperatura de 100 grados.

4° Gas del alumbrado.

La ventaja del gas del alumbrado para llenar los globos, consiste en la facilidad de adquirirle en las fábricas que hay de este fluido en la generalidad de las poblaciones, y su más grave inconveniente consiste en que su densidad es tan sólo de 0,98, lo que obliga a construir aeróstatos de muy grandes dimensiones, comparados con los hidrógeno de igual efecto útil.

El gas del alumbrado sólo se usa hoy en globos que se elevan en el aire como diversión pública, no en aquellos que tienen por objeto resolver el problema de la aerostación.

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