No uno, sino dos acueductos son los que se conservan en Mérida. Se descubren las ruinas del primero cerca del puente de Albarregas; su dirección es de N. a S; el canal es de un metro de ancho y poco más de alto; su mayor grueso no pasa de 3 metros, y la mayor altura sube a 25 metros, en dos y tres órdenes de arcos, unos sobre otros.

El segundo entra en la ciudad por el oriente. Venía de muy lejos por el norte, dando vueltas y revueltas. La canal es de 55 centímetros de ancho, de 9 centímetros de hondo y de 1,30 metros de grueso total. Luego que daba vista a la ciudad comenzaba a elevarse sobre grandes arcos, para suplir la desigualdad del terreno, hasta muy cerca de la naumaquia, a la que proveía de agua. Perecieron todos sus arcos menos dos, y los nuevos, con que quisieron reemplazarlos, son de mala arquitectura.

Infinidad de restos de acueductos en Chelva, en Calahorra, en Coria, en Uncastillo y en otras partes, atestiguan el alto vuelo que la cultura romana tomó en España, y sean de este o más próximo tiempo, no se deben pasar en silencio los 410 arcos que llaman en Sevilla los caños de Carmona.

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