Otras fuentes de abono

Las aguas madres de las lagunas y pantanos salados, evaporadas por la acción del calor del verano, dejan como residuo una mezcla de sales que, como la kainita de Stassfurt, contiene sulfatos y cloruros de potasio, sodio y magnesio:

La cal, necesaria para la vegetación, la suministra el carbonato de cal o caliza, sustancia muy abundante en casi todas las tierras. A los suelos que no sean calizos puede proporcionárseles cal por medio de las margas, del yeso y de los fosfatos de cal.

La magnesia, como la cal, existe en cantidad suficiente en la mayor parte de los suelos. Sin embargo, como hay algunos en que falta o en que está en cantidades insignificantes, conviene tener presente dicho elemento, porque en las tierras que se hallan en este caso los productos magnésicos obran de una manera muy beneficiosa. Las materias primeras más a propósito para suministrar la magnesia son la kainita de Stassfurt, las sales de las lagunas saladas y el sulfato de magnesia o sal de la Higuera.

Son también materias primeras y al mismo tiempo productos que deben considerarse desde luego como abonos, y de muy ventajosos resultados por la complejidad de su composición, los excrementos humanos, la sirle o excremento de ovejas, el guano, la palomina, la gallinaza, etc., el estiércol de cuadra y las barreduras de las calles.

Indicado el fundamento y utilidad de los abonos y las primeras materias de donde pueden obtenerse los elementos que con ellos se ha de suministrar a la tierra, procede indicar ahora las diferentes clases de abonos, su preparación y su empleo.

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