Origen de las armas ofensivas

Uno de los hechos que más denotan la superioridad del hombre sobre los demás seres de la escala zoológica es el empleo de utensilios hechos por su mano para defenderse de los ataques de todo género, a diferencia de los animales que emplean para defenderse los medios de que los dotó la naturaleza.

El hombre prehistórico hubo menester, a lo que parece, emplear medios de defensa antes que contra sus semejantes, contra los brutos, cuya fuerza y agilidad superiores y cuyos feroces ataques constituían un peligro del cual, por el instinto de conservación, hubo de precaverse, valiéndose de cuantos medios le sugierieran su inteligencia y su maña.

Las materias empleadas para la fabricación de armas son: primero piedra, luego bronce, después hierro, y por último acero, además de la madera de que debieron ser las mazas prehistóricas y son las usadas por los pueblos salvajes.

Las armas ofensivas se clasifican en dos agrupaciones, pudiéndose denominar armas de mano y armas de tiro: comprendiéndose en las primeras la maza, la, espada, la lanza, el hacha y el puñal; y en las segundas, el dardo, la honda, el arco, la ballesta, ciertas máquinas de guerra de la antigüedad como las catapultas, y las armas de fuego, la pistola, la escopeta y el cañón; el fusil del soldado es arma de tiro y a la vez arma de mano a causa de la bayoneta.

La primera arma de tiro debió ser la piedra lanzada a mano, y después con honda, y la primera arma de mano debió ser el palo. Algún hecho casual o la reflexión haría ver al hombre primitivo que un palo aguzado por un extremo y lanzado horizontalmente alcanzaba con más acierto y causaba mayor herida a la presa o enemigo colocado a cierta distancia: tal parece ser el origen del dardo cuya punta fue bien pronto de pedernal, de hueso y después de metal. Esta suerte de arma enojadiza o de tiro debió tener muy luego el complemento del arco, según lo demuestra su empleo aun subsistente entre los pueblos salvajes.

Como las dos situaciones en que dos contendientes o enemigos pueden encontrarse son o separados por mayor o menor distancia o juntos uno frente a otro, de aquí la razón de ser de las dos clases de armas de tiro y de mano antes indicadas.

El palo, que según queda dicho debió ser la primera arma manual, se convirtió en arma más contundente sin otra variante que adaptar a uno de sus extremos el instrumento conocido con el nombre genérico de hacha, tallado en pedernal por el hombre prehistórico. Al hacha debió seguir la lanza, confeccionada sin más que adaptar al extremo de un palo una hoja de pedernal aguzada de forma semejante a la de las puntas de Hecha.

Las espadas, el puñal y otras suertes de armas de mano, no se inventaron hasta la aparición de los metales, por más que la historia de las civilizaciones registra el hecho de las espadas de madera con el filo formado por agudos pedernales, con que se defendieron los indígenas americanos de los conquistadores españoles; y no debe olvidarse que el precursor de la espada es el puñal prehistórico de pedernal, del que se conservan ejemplares primorosamente tallados, procedentes de la Escandinavia.

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