Origen de la luz de las auroras polares

Pretenden algunos que la aurora boreal sea la luz propia de nuestro planeta: este fenómeno que existe de un modo casi constante en ambos polos magnéticos, podría, hasta cierto punto, dar alguna idea acerca del origen de la luz propia de los astros.

Admitamos que aumente la intensidad de la aurora boreal de un modo considerable, y resultaría que nuestro globo estaría rodeado por una esfera luminosa dotada de un resplandor y agitada continuamente: desde los astros inmediatos sólo se percibiría esta envoltura gaseosa y podrían clasificar la Tierra entre las estrellas fijas.

Según Humboldt, se han visto en Venus trazas de una luz propia, cuyo origen puede explicarse acudiendo a fenómenos análogos a los de las auroras polares: esta circunstancia prueba que tampoco en esta manifestación es la Tierra exclusiva, y probablemente todos los planetas disfrutan también de fenómenos análogos.

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