Organización de los archivos reales españoles

Felipe II organizó formalmente loa dos reales archivos de Simancas y de Roma. Más aunque consiguió felices resultados con sus esfuerzos encaminados a coleccionar y conservar títulos, sus buenos deseos resultaron en muchos casos estériles por la falta de cumplimiento de las medidas publicadas.

La traslación de la corte en los días de Felipe III, ocasionó pérdidas lamentables, pues habiéndose formado juntas particulares, cada uno de sus miembros se llevó los papeles que necesitaba y que más pronto o más tarde se extraviaron. En casa de don Rodrigo Calderón, el que murió ahorcado, se hallaron innumerables documentos, que se devolvieron a sus archivos el 1622.

La privanza del conde-duque de Olivares, en tiempo de Felipe IV, y la de don Luis de Haro y otros secretarios del despacho, favoreció el desarreglo. Estos señores se apoderaron de los títulos que servían para ilustrar las cuestiones de gobierno y no los restituían. El citado monarca autorizó al conde-duque para que conservase en su casa, quedando en ella vinculados, cuantos documentos de aquella y otras épocas quisiere el favorito retener en su poder.

El calamitoso reinado de Carlos II llevó también su funesta influencia a la conservación de los archivos, y si bien en 12 de marzo de 1696 se mandó crear en cada consejo un oficio de archivero, esto se hizo para dar colocación a algunos protegidos y no con el propósito de poner término al desbarajuste.

Felipe V atendió particularmente al orden y custodia de los archivos. La guerra de sucesión entorpeció sus buenos deseos; pero terminada ésta, trabajó con ahínco para poner remedio a los males de pasados tiempos. En 28 de enero de 1726 encargó a don Santiago Agustín Riol, muy práctico en estos conocimientos, un informe sobre las vicisitudes, estado y reforma de todos los archivos de la nación. Riol cumplió su cometido en un brillante escrito.

La prolongada paz de que disfrutó luego nuestra patria, permitió atender a estos asuntos con mayor solicitud. Carlos III mejoró este, como todos los demás ramos de la administración.

Durante la guerra de la Independencia, nuestros archivos sufrieron el despojo de los invasores y los males, producto de las luchas entre naciones. Una gran parte de los documentos de que se nos desposeyó, nos fue devuelta en 1816.

Los trastornos políticos de días más recientes han contribuido a la destrucción de muchos monumentos de este género.

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