Operaciones preparatorias para el hilado del algodón

1° Desembalado y almacenado.

El algodón llega a las plazas europeas en muy diferente estado, según su procedencia. Los algodones de América llegan muy secos; los de la India muy comprimidos, pero con bastante humedad: estos últimos por lo tanto hay que secarlos previamente, dejando las balas en un local bien aireado, durante algunos días.

2° Limpia, batido y apaleo.

Como el algodón, tal cual se remite en bruto al comercio, se presenta estopado y sucio, es preciso limpiarlo y desenredarlo con cuidado, a fin de desembarazarla de los cuerpos extraños y del polvo, y esponjarlo y facilitar su división en estopas. Esta operación se hacía antes a mano, pero resultaba muy cara y muy perjudicial para los obreros, por lo cual ha sido sustituida con el empleo de máquinas.

3° Cardado y peinado.

El cardado tiene por objeto transformar las fibras torcidas y dispuestas irregularmente en fibras rectas y paralelas. El peinado no es más que una perfección de esta operación. Las cardas, o sean los aparatos destinados al cardado del algodón, son, consideradas en su mayor sencillez, dos peines con dientes opuestos y que se mueven en sentido contrario de tal modo, que hallándose una fibra detenida en su mitad por un diente de uno de los peines, dos dientes del otro estiran por cada lado las extremidades de la fibra, abandonándolas en cuanto están paralelas, en cuyo caso pasan a efectuar la misma operación en otras fibras, de forma que la carda no tiene otro objeto que doblar todas las fibras en dos partes dispuestas en la misma dirección. Las cardas pueden ser de muchas clases: en tambor o cilindro, sencillas y dobles. Cuando los hilos que se trata de fabricar han de ser muy finos, se someten las fibras al peinado antes de pasar a la operación siguiente. El peinado, como queda dicho, no es más que un cardado esmerado.

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