Observación de las auroras polares

Pueden distinguirse las auroras boreales aisladas en un espacio muy extenso, y con frecuencia se han visto en toda la Europa septentrional, en Italia, España y norte de África, no siendo menor la zona de su longitud.

El 5 de enero de 1769 se vio una hermosa aurora en los Estados Unidos y en Francia, simultáneamente; el 7 de enero de 1831 pudo admirarse otra magnífica aurora en toda la Europa central y septentrional y en la América del norte hasta el lago Erie, de modo que en la producción del fenómeno toma parte una porción considerable del globo terrestre; y su magnitud es todavía más asombrosa si se considera que con bastante frecuencia hay a la vez una aurora boreal y otra aurora austral.

En efecto, analizando las observaciones de Cook se ve que siempre que observó una aurora en el hemisferio Sur, hacen mención de análogo fenómeno los observadores de auroras boreales en Europa.

La aurora boreal del 18 de octubre de 1836 la observaron Struve en Dorpat, Masson en Caen, Gachot en Cherburgo, Wartmann en Ginebra y Mateucci en los Estados Romanos. En Ginebra fue la altura del arco luminoso de 25°, en Dorpat de 90°; de lo que dedujo Wartinann que la elevación de la aurora era de unas 200 leguas, sobre la superficie terrestre.

La aurora del mes de octubre de 1870 fue visible en toda la Europa septentrional y central, en Italia, Argelia, Marruecos, Canarias, España y Azores. Según el profesor americano Mr. Loomis, que ha estudiado este asunto con el mayor detenimiento, la aparición de las auroras en el hemisferio boreal no se verifica en el polo norte, sino en una faja ovalada situada alrededor del polo: hacia la parte de Rusia y Siberia se extiende desde el círculo ártico hasta los 75 grados; en América es más ancha y se extiende mucho más al Sur, desde los 50° a los 62°; al norte de esta banda es menor la frecuencia de las auroras y cuando son visibles se observan al Sur del espectador; en la banda o zona de máxima frecuencia aparecen más de ochenta auroras anualmente; entre las bandas de igual frecuencia en las manifestaciones aurorales y las líneas isoclínicas existe en cuanto a su periodicidad, una gran semejanza.

Es raro observar auroras en el ecuador, o en latitudes muy bajas, pero algunas manifestaciones muy brillantes de estos últimos años se han visto simultáneamente en Europa y Australia, existiendo buenas razones para creer que todas las auroras boreales son a menudo visibles en puntos muy distantes en longitud, prueba ampliamente que no aparecen en una hora determinada de la noche y lo mismo se ven por la noche que por la mañana; según que su luz es más o menos intensa, se perciben más o menos pronto después de la postura del Sol.

Richardson vio cerca del lago del Oso las palpitaciones de la aurora antes de la desaparición total de la luz del día; durante éste, observó que estaban las nubes dispuestas en arcos y columnas como la luz de la aurora.

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