Nutrición y crecimiento de las bacterias

La nutrición y crecimiento de los esquizomicetos guardan relación con una serie de condiciones relativas al medio nutritivo, a la temperatura y a la presencia o ausencia del oxígeno.

Los medios nutritivos más convenientes para la vida y pululación de esos organismos son las infusiones vegetales y los caldos; sin embargo, pueden desarrollarse y efectuar fermentaciones en medios artificiales que no contengan más que la materia fermentescible y alguna sal mineral pura de composición conocida.

Raulin ha demostrado, por ejemplo, la influencia, de diversas substancias nutritivas sobre el desarrollo de las plantas inferiores. Raulin ha experimentado con el Aspergillus niger que es una mucedínea y no un esguizomiceto; pero, por comparación, es fácil comprender la influencia que las sales minerales, aunque sea en cantidades mínimas, pueden ejercer favoreciendo o deteniendo el desarrollo de los organismos inferiores. Para determinar el máximum de crecimiento del Aspergillus, Raulin ha hecho varios experimentos, empleando nada menos que doce sustancias: agua, azúcar cande, ácido tártrico, nitrato y fosfato de amoníaco, carbonato de potasa y de magnesia, sulfato de amoníaco, de zinc, de hierro, silicato de potasa y oxígeno, todas en proporciones constantes. Necesitábase además una temperatura de 35° y aire húmedo convenientemente renovado. Quitando uno de esos alimentos químicos del líquido, el sulfato de zinc, por ejemplo, a pesar de que entraba en cantidad infinitesimal, la planta se debilitaba y moría. Lo mismo pasaba si se añadía al líquido cualquier sustancia tóxica, aunque fuera en cantidades muy pequeñas.

Es suficiente, v. gr., poner 1/100000 de nitrato de plata para que la vegetación se detenga bruscamente; 1/500000 de sublimado o 1/8000 de bicloruro de platino o 1/240 de sulfato de cobre producen el mismo resultado.

Lo mismo acontece con las bacterias: muchas substancias, tales como el sublimado, el bromo, el yodo y la trementina impiden su desarrollo. Aplicadas a la higiene, a la práctica de los antisépticos, esas sustancias son desinfectantes y puede calcularse su poder ensayándolas sucesivamente con los distintos géneros de bacterias.

El agua es necesaria en el líquido en que se desarrollan las bacterias; la salazón conserva las carnes por la deshidratación que produce y que impide la germinación de las bacterias. Los ácidos añadidos al caldo perjudican también a las bacterias; sin embargo, los ácidos orgánicos, tártrico, láctico, cítrico y acético, son menos perjudiciales para su reproducción que los ácidos minerales. Las bases no impiden por lo general su desarrollo; pero esta acción de los ácidos y de las bases es variable según las especies de bacterias. Los hongos, cuya estructura es más compleja, son favorecidos en su acrecimiento por los ácidos, como sucede en las fermentaciones.

Los movimientos bruscos son poco favorables a los esquizomicetos. La temperatura que más les conviene es la comprendida entre 20° y 35°; aunque según las especies puede variar algo esta circunstancia, su desarrollo se suspende a 0°, pero no mueren; para que esto ocurra es necesario que la temperatura baje mucho más de 0°.

Algunas bacterias, como las del carbunco y de la tuberculosis, necesitan para multiplicarse una temperatura igual a la del cuerpo de los mamíferos. Otras, al contrario, viven a la temperatura de las habitaciones, como es la de la pneumonía, o a temperatura aún más baja, como loa espiroguetos de las fiebres recurrentes y las especies que se encuentran en las charcas de agua y en el suelo.

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