Modificaciones del símbolo de la B en la Edad Media

En los primitivos alfabetos de Italia y principalmente en el etrusco se encuentran las dos formas de B que existen en el alfabeto griego arcaico, circunstancia que es una prueba más de la comunidad de origen de las escrituras helénicas o itálicas.

En el alfabeto latino subsistió la segunda de las referidas formas, y de ella se derivaron otras, para las escrituras uncial, minúscula y cursiva.

Al derrumbarse el Imperio de Occidente, los pueblos bárbaros fundadores de las nacionalidades de la Edad Media no alteraron esencialmente la figura de estas letras.

En cuanto a las mayúsculas capitales y unciales, se usaron las mismas en la escritura merovingia, en la lombárdica, en la anglosajona y en la visigoda. La figura peculiar de la cursiva dejó de usarse y en su lugar se emplearon las dos primeras bb minúsculas, modificadas más o menos en sus proporciones, y en la mayor o menor prolongación de su trazo recto-alto.

Las B B en todas estas naciones, presentan escasas variantes hasta el siglo xiii, desde el cual se hace menos uniforme su trazado en las escrituras europeas.

La B que actualmente usamos en la escritura española se derivó de la b itálica que adoptó desde el siglo xvii la misma figura que hoy conserva nuestra b bastarda.

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