Métodos de fabricación del alumbre

La formación del alumbre en Pozzuolo se atribuye a la descomposición de las piritas; éstas, por el contacto del aire, producen ácido sulfúrico, que a la par que se combina con el hierro, lo hace con la alúmina y la potasa de las rocas feldespáticas.

El alumbre se fabrica en Francia, Alemania, Inglaterra, España y otras naciones, y para ello se sirven de las pizarras aluminosas y piritosas, con frecuencia bituminíferas.

Se admite por Pelouze y Fremy que la pirita de hierro, FeS2, en presencia del oxígeno, da 2 equivalentes de ácido sulfúrico y 1 de óxido ferroso, y que el ácido que no se combina con el óxido de hierro se une a la alúmina.

Hay pizarras, que por la simple exposición al aire, dispuestos en pilas de 60 metros de longitud por 14 de ancho y 2 de alto, sobre un suelo arcilloso, cubiertas por medio de un techado, y a veces completamente descubiertas, se transforman en sulfatos, transformación que exige un año o más. Para conocer si la transformación se ha verificado, se hace una prueba con un poco de materia, observándose si, tratada por el agua, da alumbre.

Sucede en algunos casos que la oxidación marcha con rapidez y la pila llega a encenderse. En tal caso añaden pirita, y por el contrario, cuando la reacción es lenta, aplican fuego por medio de canales convenientemente dispuestos en la pila. Terminada la reacción, la materia se halla reducida próximamente a la mitad, y se la lixivia.

Hay localidades en que tuestan las pizarras inmediatamente para acelerar la combinación del azufre de la pirita con el oxígeno, y con este objeto las mezclan con carbón de piedra, si es que no son por sí bituminosas, no lo son lo suficiente. Completada la tostación, la masa porosa que resulta se oxida fácilmente al aire. Se trata la materia por el agua y se evaporan los líquidos, que contienen mucho sulfato ferroso, el cual se separa en su mayor parte por cristalización. Cuando los líquidos evaporados llegan a tener la concentración correspondiente a 1,4 de densidad, se les vierte en pilas de fábrica para cristalizar el sulfato ferroso; y las aguas madres, mezcladas después con una sal potásica, dan el alumbre. Las sales que se emplean con este objeto, son el sulfato y el cloruro potásicos. Esta última es la que más conviene, porque transforma el sulfato ferroso y férrico en cloruros ferroso y férrico, que son muy solubles y quedan por lo tanto en las aguas madres.

El alumbre obtenido en estas operaciones es muy impuro y tiene un color pardo verdoso, debido a las sales de hierro que le acompañan. Lávenle con agua fría; déjenle escurrir y después le disuelven en agua hirviendo en una caldera de plomo, y esta disolución saturada de sal, viértenla en cristalizadores de madera en forma de tina, cristalizadores que se pueden desarmar para separar mejor los cristales.

Cuando las pizarras son potasíferas, el sulfato ferroso pasa sulfato férrico, y éste cede el ácido sulfúrico a la potasa y a la alúmina y desde luego se forma el alumbre sin necesidad de una sal potásica.

En Francia preparan el alumbre tratando las arcillas por el ácido sulfúrico y añadiendo sulfato potásico.

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