Mecanismo y causa de la agonía

El mecanismo esencial de la agonía se reduce a lo que ya el conspicuo Bichat determinó respecto de los mamíferos superiores, o sea, en términos generales, a un penoso mantenimiento de relación funcional entre el centro de inervación y las entrañas vegetativas más indispensables a la persistencia de la vida.

Así, para todo vertebrado superior, los órganos contribuyentes directos a la función agónica son la parte del centro céfalo-raquídeo, llamada médula oblongata, los pulmones, en mayor o menor extensión, y el corazón. (Trípode vital de Bichat).

Esfuerzos de inervación respiratoria para mantener la hematosis y la circulación; esfuerzos de inervación circulatoria para mantener la respiración y la inervación; esfuerzos de los músculos respiratorios para mantener la inervación y excitación cardiacos, y todo ello con decadencia y exhaustión definitiva de cada una de estas tres funciones, por la remisión progresiva de las otras dos; he aquí lo fundamental del paso de la Agonía, como último acto de la vida y primer tiempo de la muerte.

Respecto de la causa, es condición esencial para la declaración de la agonía el que la lesión producida por aquélla sea real y definitivamente incompatible con la vida del enfermo.

Naturalmente una estimación clínica exacta de esta situación es muy difícil, y las más veces inasequible; pero en cambio el sentido práctico distingue con admirable precisión el trance agónico de todos los demás cuadros de postración y agotamiento, y de ahí que sean tan raros, excepto en épocas de epidemia, los casos de enterramiento en vida y hasta los de mera discordancia, no ya entre médicos, sino también entre personas legas, respecto del diagnóstico de la agonía, lo propio que del juicio acerca de la defunción.

No parece sino que la natural repugnancia que la vida tiene a la muerte inspira a aquella la certera intuición de esta. En resumen: no hay más que un proceso agónico, y con ser tantas y tan diversas las ocasiones de muerte, tan vario el cortejo de fenómenos secundarios, como varias las formas de lesión mortal , y, en consecuencia, tan diferentes los caminos de morir, no hay más que un modo de morirse, y es, por exhaustión absoluta de los órganos neur-angio-pneumáticos, o nerviosos-vasculares-respiratorios.

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