Los templos en la arquitectura india

Los templos o adoratorios de piedra, llamados por los europeos pagodas, y en el país vimanas, obedecen al mismo principio fundamental del macizo; pero en vez de la forma esférica, los más antiguos tienen la de varios prismas escalonados, con gradas para pasar de una a otra meseta y con un pináculo por coronación.

En varios pisos hay nichos con estatuas de dioses o héroes, de culto completamente exterior, lo mismo que en los templos de Babilonia, cuya figura es imposible dejar de reconocer en éstos, como nueva lazo de unión de la cultura de dos naciones que se creían sin relación alguna. El más caprichoso lujo llenó las graderías de nichos con cúpulas y remates diversos, y reservando después una cámara interior para la estatua principal, se vino al fin a dejar una cella o templo interior en la parte baja con riquísimos pórticos, redimiendo sucesivamente de anchura el macizo de encima que, sin dejar de llevar siempre señalados los pisos, recibió la figura de pirámide prolongada, de torre y otras muy variadas, donde los indostantes ejercitaron y ejercitan aún su fecundidad artística.

Los monasterios budistas conservaron, en cambio, la forma escalonada, alojando en sus numerosos pisos verdaderos ejércitos de reclusos. En los templos brahmínicos, las celdas para los sacerdotes se colocaron alrededor del adoratorio, con grandes claustros o salas hipóstilas de mil columnas o poco menos, encerrado todo en recintos amurallados rectangulares, casi nunca concéntricos, que sucedieron a los circuitos de las stupas. Es fácil reconocer la analogía entre estos edificios y los egipcios, cuyo obelisco es el lat, y cuya pirámide es la stupa, considerados desde otro punto de vista. También son comparables los hipogeos egipcios con los templos subterráneos de la India, aun cuando éstos usan mucho más pequeños y difieran totalmente en disposición y objeto; y la cabeza de tigre que figura en la entrada de uno de ellos, recuerda la gran esfinge tallada en la roca de Guizé.

Cuando la estructura geológica de la roca es conveniente, la excavación de estos monumentos subterráneos supone mucho menos dispendio y trabajo que edificación de uno igual con materiales sacados de la misma cantera, y no merecen, por lo mismo, tanta admiración como por lo común se les tributa.

Hay, además, en la India ejemplos de edificios monolíticos, labrados en una sola masa de piedra en su propio yacimiento. En Mahavelipur se han sacado así cinco pagodas macizas de otras tantas puntas de granito que salían en el llano, y en Elora se ha aislado de la ladera de la montaña, dentro de una excavación o pozo de más de cien pies de profundidad, que forma un patio rectangular de 45 por 81 metros, un templo llamado el Keilas, labrado y concluido por dentro tanto como por fuera con la mayor complicación. Separado del edificio se ve un lujoso pilar, llamado dipdán en el país, y que se erige como monumento triunfal en muchos sitios.

Volver a ARQUITECTURA – Inicio