Los edificios en la arquitectura india

Lo interior de los edificios indios denota la existencia de un sistema anterior de construcción con madera, cuya disposición copian en artesonados o camones para los techos, y en los capiteles que aun no han dejado la forma de zapatas. Con los bordes de tres de ellas superpuestas, suprimido todo lo demás, ha resultado un singularísimo jabalcón, ya puramente decorativo. Las pilastras cuadradas se hacen ochavadas en el medio de la caña, otras veces sobre la parte ochavada se labra un trozo de dieciseis caras, y en alguna ocasión se hace cilíndrica con estrías. Las superficies, tanto planas como curvas, se llenan de labores y figuras, llegando al mayor extremo de riqueza, pero pocas veces con buen gusto.

En cuanto al arco y a la bóveda, la Arquitectura puramente indígena no los usa sino aparejados por hiladas horizontales, y los que se encuentran formados de dovelas pertenecen al arte mahometano, que con el nacional coexiste en aquel vasto país desde el siglo x, habiendo conservado de él la mayor parte de los elementos de la decoración.

Así ha resultado un género especial, mixto entre el persa-bizantino y el indio; como en el Cachemir y el Camboja nació, en tiempos antiguos, un arte indio en su esencia, vestido con formas griegas que debieron proceder sin duda de la Bactriana.

Lo más notable del arte indo-mahometano son las cúpulas sobre arcos torales, como la de Visapur que representa en corte la figura adjunta. La bóveda está trasdosada de igual espesor, algo aumentado en la clave, y su base descansa sobre un octágono regular: los lados alternos del octágono se prolongan hasta cortarse mutuamente, formando dos cuadrados, cuyos lados sirven de base a ocho ojivas que se cortan en ocho puntos, y toda la obra queda circunscrita en otro cuadrado mayor. Con las medias bóvedas que de tantas intersecciones resultan, se contrarresta con poca masa el empuje de la cúpula, y el total ofrece un agradable aspecto de ligereza.

La Arquitectura mahometana de la India ha perdido ya su originalidad; pero la indígena, no obstante los siglos que lleva de decadencia, ha vivido en el terreno de la teoría y de la práctica hasta el siglo presente, aplicada a las heterogéneas religiones que pueblan aquella tierra privilegiada; y sus analogías con el arte prehistórico de Europa, con el inmemorial de Egipto y con el recién conocido de Asiria, permiten esperar que se hallará pronto la fuente primitiva de donde salió formada la idea arquitectónica desenvuelta después en las más apartadas regiones del mundo.

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