Los árabes y sus viajes

El mercader árabe fue pues, quien abrió camino al viajero, y las observaciones de éste dieron nuevos datos al geógrafo.

Entre los viajeros árabes por tierra, que son los que más contribuyeron a acaudalar la ciencia geográfica, siguiendo por lo general las rutas de las caravanas, citaremos a Masudi, Aben Haucal, Aben Jozlán y Abd-Allah Aben-Batutah.

Hacia el año 915 residía Masudi en Istakan, la antigua Persépolis; desde este punto se dirigió a la India, visitó después la costa oriental de África y regresó por el mediodía de la península arábiga. Los originales de su más importante obra se han perdido, aunque no ha mucho tiempo corrió la voz de haberse descubierto un ejemplar en Constantinopla. Por fortuna, consérvase un extracto de dicha obra con el título de Praderas de oro, donde se describen algunos países de India y Oriente de África. En este extracto se hallan las relaciones de Uaháb sobre la India y China, publicadas en francés por el padre Renaudot.

Aben Haucal, nacido en Bagdad, fue infatigable viajero que durante treinta años recorrió y estudió todas las comarcas sometidas al Califa. Su libro Caminos y reinos, escrito en 976, entra más de lleno que al de Masudi en los dominios de la Geografía; es una descripción geográfica, política y estadística de las provincias que constituyen el imperio del Islam, basada en los viajes del autor y tal vez en obras de geógrafos anteriores, como las de .El-Istajri y AboSeid (870).

Enviados del sultán Moktadir-Billah cerca del rey de los búlgaros, lograron su conversión en 921, y en una segunda embajada fue a la Bulgaria Aben-Jozlan, que escribió la relación del viaje: de ella se conservan numerosos fragmentos que dan a conocer las comarcas del Volga y suministran preciosos datos sobre los primeros tiempos históricos de la nación rusa. Ya en el siglo anterior Sallan el Intérprete había explorado los alrededores del mar Caspio por orden del califa Vatek en busca de las comarcas hipar-bóreas de Og y Magog.

Pero entre todos los viajeros árabes, el más notable es, sin duda alguna, Abd-allah Aben-Batutah que recorrió el África septentrional, Egipto, Palestina, Mesopotamia, Arabia, Rusia meridional, Bujaria, Jorasán, Kandahar, India, Ceilán, Sumatra, Java, China y Sudán.

En cuanto a excursiones marítimas de los árabes, sábese que a principios del siglo ix un mercader de Basora llamado Suleimán surcó el golfo Pérsico y mar de Omán, atravesó el Océano Indico, hizo escala en multitud de islas, Ceilán, Nicobar, Andamán y Sumatra, y dejando atrás a Malaca y el golfo de Siam, penetró en los mares de China cinco siglos antes de Batutah.

Ya en el siglo ix el comercio se había extendido por Oriente hasta el punto de que juncos chinos fondeaban en puertos musulmanes, y así se comprende que Suleimán no marchara al acaso, sino en busca de aquellos lugares de donde venía el te y la porcelana. Pero Suleimán era un mercader, 7 si aquella atrevida expedición pudo proporcionarle los productos que deseaba, quedó satisfecho y no aspiró a más; otro árabe, Abo Zeid, fue quien escribió o completó las relaciones del viaje de Suleimán, adicionándolas con las de algunos otros marinos, principalmente con las de Aben-Uahab, que hacia el año 875 navegó por los mares de la China y desembarcó en este país. Ofrécenos la obra de Abo-Zeid la primera relación de las comarcas chinas, relación conocida ha tiempo en Europa, gracias al abate Renaudot.

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