Los árabes en la astronomía

Aplicando los cálculos y conocimientos matemáticos a la Astronomía y mediante profundas observaciones, hicieron grandes progresos en esta ciencia.

El célebre observatorio de Bagdad continuó la obra que habían iniciado los caldeos en la antigua Babilonia. No era Bagdad el único centro de la enseñanza astronómica; había observatorios en Damasco, Samarcanda, Cairo, Fez, Córdoba, etc., y escuelas de Astronomía en Bagdad, el Cairo y Córdoba.

Las observaciones hechas en Bagdad y Damasco se consignaron en una obra titulada Tabla comprobada, obra que no ha llegado hasta nosotros; mas puede juzgarse de la exactitud de las observaciones recordando que determinaban la oblicuidad de la eclíptica en 23° 33’ 52″. Calcularon de modo preciso la duración del año y aun llegaron a intentar, como antes se ha dicho, la medición de un arco de meridiano terrestre.

Los más afamados astrónomos son Albategui, el Ptolemeo de los árabes, autor de una obra en que expone todos los conocimientos geográficos de la época; Amayur y su hijo, que escribieron tablas astronómicas; los tres hijos del historiador Muza-ben-Chaker, que determinaron la precesión de los equinoccios y midieron la latitud de Bagdad; Abul-Güefa que hizo notables estudios sobre la Luna y la oblicuidad de la eclíptica; y Albironi, el consejero de Mahmud el Gaznevida, que publicó tablas de longitud y latitud de los principales lugares del mundo.

Bajo los turcos y mongoles continuó el florecimiento de la ciencia astronómica. En 1079 el sultán selyucida Malek-Xah mandó hacer observaciones cuyo resultado fue una reforma del calendario anterior en seis siglos a la reforma gregoriana y más perfecta que ésta, pues así como en la gregoriana hay un error de tres días en 10.000 años, el error en la de los árabes es sólo de dos días en el mismo período.

En 1258 el jan de los mongoles Hulagu edificó en Megara un gran observatorio modelo. Su hermano Kublai llevó a China los estudios astronómicos de Bagdad. Olugú-Beg, jan de Samarcanda, nieto de Tamerlán que vivía a mediados del siglo xv, fue el último representante de la escuela de Bagdad. Su obra formada en 1437, es un exacto cuadro de los conocimientos astronómicos de la escuela árabe en la época citada.

En el Cairo adquirió gran renombre el observatorio levantado en la cumbre del Mokatkan; allí el astrónomo Aben-Yunis, que murió en 1007, redactó la gran tabla llamada kakemita.

Los árabes de España hicieron también notables trabajos astronómicos: pero la mayor parte de sus manuscritos han sido destruidos. Citase entre los astrónomos españoles a Azarquiel que vivía a fines del siglo y puede formarse perfecta idea de las obras de los árabes en España recordando las que compusieron los autores cristianos contemporáneos, puesto que las de éstos, las famosas Tablas alfonsinas, son en realidad obra de astrónomos árabes.

Los de Tánger, Fez y Marruecos rivalizaron con los de España. Abul Hassán, de Marruecos, que vivía a principios del siglo xiii, consignó sus observaciones en el libro De los principios y de los fines.

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