Los aliados militares

El ejército de una nación que por virtud de pacto, o convenios o tratados, entra en campaña, junto con el de otra nación o separado de él, para amparar y sostener los intereses de la potencia en cuyo favor combate.

Los ejércitos aliados pueden operar bajo las órdenes de un general que toma el mando supremo, circunstancia ciertamente ventajosa para que haya la debida cohesión y enlace entre los movimientos de uno y otro ejército; o separados y con entera independencia en la dirección de las operaciones que cada uno de ellos realice.

En este segundo caso los generales aliados, que suelen representar tendencias y aspiraciones distintas de los respectivos Gobiernos, rara vez proceden de acuerdo, y se hallan expuestos a los golpes de un enemigo, quizá inferior en fuerzas, pero resuelto y emprendedor, que opera sujetándose a un plan único, sin restricciones de ninguna especie que coarten su libertad de acción.

La Historia nos ofrece hartos ejemplos que cumplidamente lo demuestran. Si por celos y rivalidades no es posible sujetar a los ejércitos aliados a la voluntad única y libérrima de un solo jefe, deben arreglarse y concertarse sobre ciertas bases los movimientos de los ejércitos, de modo que respondan a un gran plan, haciendo converger las operaciones a un objetivo determinado, bien que las separen grandes espacios intermedios.

Las numerosas fuerzas que hoy constituyen los elementos militares de las naciones poderosas obligan de otro lado a proceder de esta suerte, porque aun tratándose de un solo Estado que envía a sus fronteras 600 o 700.000 hombres, habrá necesidad de distribuirlos en varios ejércitos que siguen diversas líneas de operaciones, y concurren a un fin único, moviéndose con bastante independencia.

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