La organización municipal de que acabamos de hacer ligera mención, subsistió en España durante la dominación romana.

¿Desapareció con la invasión y conquista de los pueblos del Norte? Así lo aseguran algunos escritores; más en nuestro humilde criterio son más fundadas las razones con que autores eruditas defienden lo contrario.

En el Breviario de Alarteo cítanse frecuentemente los defensores de la ciudad, los priores o principales, los curiales, etc., y el silencio del Fuero Juzgo sobre organización de las ciudades, lejos de ser una prueba de su desaparición, confirma su existencia; pues no apareciendo nada que implique su abolición, es lógico creer que cuando fue preciso para abatirla en Oriente, donde más decaída se encontraba, una constitución del emperador León el Filósofo (siglo ix), no moriría por sí misma ni por el mero hecho de la conquista visigoda, en España, como no murió en los demás países conquistados por la misma raza, y así lo atestiguan abundantes pruebas en Italia y las Galias.

Antes al contrario, eliminada de las funciones de la curia aquella onerosísima de la recaudación de los tributos, debió de vencerse la general repugnancia que existía a formar parte de ella, y su lenta transformación en el sentido de perder su carácter privilegiado, basado en la propiedad territorial, y admitir en su seno a todas las clases, fueron propicias circunstancias para una mayor emancipación de las ciudades restaurando las libertades municipales.

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