Los acumuladores como pilas secundarias

Cuarenta kilogramos cayendo elevaron otros veinte kilogramos, decíamos en nuestro ejemplo; pero ocurre desde luego que estos veinte kilogramos colocados a diez metros de altura representan una energía latente, y que si del extremo inferior de la cuerda se quitan los cuarenta kilogramos y se ponen cinco, bajarán los veinte como fuerza motriz y subirán los cinco como resistencia.

Pues bien, si en el voltámetro tenemos en un polo el oxígeno y en el otro el hidrógeno, ¿hay más que separar dicho voltámetro de la pila principal; que considerarlo como una verdadera pila, y que unir sus polos, es decir, sus hilos de platino por un nuevo conductor, para obtener una nueva corriente?

Esto hace presentir la rezón natural y esto ha comprobado la experiencia, pues no fue otra la de Gautherot en 1801.

Vemos, pues, que el voltámetro obra como una verdadera pila, pero que fue antes preparado por la acción directa de una pila ordinaria, y hé aquí porqué a los acumuladores se les da el nombre de pilas secundarias.

Toda corriente eléctrica que descompone un cuerpo compuesto, acumulando sus elementos simples en los dos polos de un vaso voltaico, engendra sólo por este hecho un par secundario de mayor o menor intensidad; porque si ambos cuerpos polarizados tienden a unirse, tienden a la vez a engendrar una corriente, por decirlo así, de segundo orden o derivada de la principal, y presentan por la tanto una potencia utilizable en el interior del vaso electrolítico.

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