Los acueductos modernos

Los adelantos en la fabricación del hierro colado han cambiado en la época moderna las condiciones de los acueductos, permitiendo el empleo de tubos en lugar de los conductos de piedra de épocas anteriores.

Estos tubos pueden hacerse hoy de las dimensiones que se quieran y enlazarse en líneas tan continuas y perfectas que el escape del agua, aun con las presiones más altas, sea punto menos que imposible. Con ellos se aprovecha el principio fundamental de la hidrostática, según el cual un fluido tiende continuamente a buscar su nivel y se pueden ahorrar aquellas largas arquerías elevadas todas casi al mismo nivel del manantial, porque el conducto puede bajar al fondo de los valles y subir otra vez casi a la altura de origen.

Los tubos se sientan simplemente a lo largo de la superficie del terreno, bajo una capa de 2 o 3 pies de tierra que los resguarde de las heladas, cuidando tan sólo de uniformar la pendiente por medio de pequeños desmontes y terraplenes, que es casi nada comparado con lo que se necesitaría para mantener el canal a una rasante continua.

Gran adelanto es este en el método de conducir las aguas, el mayor que seguramente ha tenido lugar en este ramo importante de la mecánica práctica, pero es preciso tener presente que un tubo consume mucha más carga que un canal abierto, y que para dar salida en igual tiempo a la misma cantidad de agua, ha de desembocar a un nivel más bajo que aquel a que pueda llegar un puente acueducto.

En la parte más baja de los valles, los sifones se apoyan en puentes poco elevados, no sólo para dar paso a las aguas naturales, sino para poder descargar y limpiar los tubos de las materias que se acumulan en el fondo de la curvatura.

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