Los actores en la Edad Moderna

Hasta fines del siglo xvi, y sólo en Inglaterra y España, puede decirse que no empieza el verdadero teatro moderno, ni los modernos actores.

En Francia, a pesar de haberse adelantado a otros países en la formación de compañías cómicas en la Edad Media, hasta muy entrado el siglo xvii no hubo teatro formal, limitándose a mal copiar las obras españolas y a representar farsas groseras. La vida de los actores era sumamente precaria, y muy pobre y muy imperfecta la representación de las comedias; hasta que Moliere organizó la primera compañía formal de actores, tomando no poco de los cómicos italianos que iban a Francia a representar las comedie dell’arte, farsas improvisadas en que cada actor tenía a su cargo un papel típico, viejo, calavera, bobo, etc., y lo desempeñaba a su gusto.

También a España habían venido compañías italianas de esta clase, siendo célebre la de Alberto Ganase, que actuó en Madrid en la segunda mitad del siglo xvi. La afición del rey Luis XIV al teatro; su trato con Moliere; la mayor perfección e importancia de las obras escénicas, fueron mejorando la profesión de actor; y aunque continuaban las censuras y prevenciones, los actores iban luchando con algún éxito contra ellas; y ya en aquella época, Barón, Dufresne, Montfleury, Poisson y otros actores, lograron verdadera, consideración social.

En el siglo xviii, la condición de los actores mejora más rápidamente, por la afición al teatro que tenía la gente aristocrática y elegante, llegando a recibir en sus salones a los actores, y a representar con ellos; alcanzando gran fama como artistas y no pequeña consideración las actrices Adriana Lecouvreur, Clairon, Gausin, Dugazon, Contat y otras, y los actores Lekain, de Larive, de Molé, de Preville, de Fleury, etc.

Con la revolución francesa, de carácter tan democrático, nivelador y destructor de lo antiguo, parecieron un momento borradas las diferencias entre los actores y los demás ciudadanos; pero pronto renacen las prevenciones, y puede decirse que hoy es el día en que aún se discute si deben o no ser condecorados los actores con la Legión de honor; y la práctica ha sido condecorarlos después que se han retirado del teatro, y con pretexto de servidas extraños a él.

Los actores más notables después de la revolución han sido el célebre Taima, Brunet, Mouvel, Provost, Samson, Regnier, Delaunay, Arnal, Odry, Potier, Geffroy y otros; y las actrices Mars, Duchesnois, Ranconrt, Georges, Dorval, Raquel, Favart, Brohan, etc.

En Inglaterra, las prevenciones contra los actores fueron tal vez mayores que en Francia; pero pronto cambió su condición, llegando a ser enterrados en el regio panteón de Westminster el gran Shakespeare, que también fue actor, su intérprete Garrick, el más famoso actor inglés del siglo xviii, y algunos otros.

En Alemania tampoco ha sido tan grande como en los pueblos del Mediodía la hostilidad contra los actores, habiéndose casado algunos príncipes con actrices célebres; y hoy, en todas partes, los actores son considerados y bien pagados, aunque no llegan a la importancia y menos a la riqueza que adquieren los artistas de la ópera. Los principales actores han sido: en Inglaterra, además de Shakespeare y Garrick, Carlos Macklin, Kernble, Kean, y las actrices Oldfield, Siddons y Smithson; en Italia, Ruzzaute, Fiurelli, Biencolecchi, Thomassin, Sacchi, Carlos Gozzi, Carlin, la Rizzi y la Ristori; en Alemania, el autor cómico Ittland, Brandes, Schuch y la Brandes y en Rusia, el poeta cómico Wolkolf, fundador del teatro ruso.

De los actores su vida y costumbres, se ha hablado mucho en obras dramáticas y novelescas; como en el Hamlet, de Shakespeare; en l’Impromptu de Versailles, de Moliere; en Marion Delorme, de Victor Hugo en el Viaje entretenido de nuestro Agustín de Rojas; Le roman comique, de Scarron, que se inspiró en la anterior obra española, el Wilhem Meister, de Goethe y otras novelas se refieren también a los actores, de los cuales hay curiosos datos en el Gil Blas y otras muchas obras modernas, como Las tribulaciones de un cómico, de Damas; Consuelo, de Jorge Sand, etc.

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