Las cartas agronómicas

Las cartas o mapas agronómicos tienen por objeto expresar por diferentes medios las relaciones que existen entre las operaciones agronómicas, la disposición geográfica y la naturaleza geológica del suelo.

El suelo y subsuelo vegetal guardan entre sí relaciones tan íntimas que una carta agronómica puede considerarse como corolario del carácter geológico de una región dada.

Las divisiones agronómicas serían iguales a las geológicas si la vegetación dependiera exclusivamente de la naturaleza de las rocas y además la tierra vegetal de cada localidad procediese únicamente de la descomposición de su propio subsuelo o de aquellos materiales sobre que descansa.

Pero como la existencia de las plantas se enlaza de un modo tan íntimo con la naturaleza propia de las rocas, y como además concurren a este fenómeno todos los factores que determinan y modifican el clima, habrá que sujetarse en la formación de dichas cartas a todas estas condiciones para que correspondan el objeto que se destinan.

Una carta agronómica debe expresar más bien los minerales y rocas que los terrenos y formaciones que dan carácter a la orografía de un país, adoptando, si es posible, colores diferentes para representar la manera de disgregarse cada una y la abundancia y naturaleza de los detritus que suministran.

Este procedimiento ofrece además la ventaja de señalar todas las sustancias que con más oportunidad pueden emplearse como abonos minerales en la región a que se refiera el mapa.

Cuando los mapas tienen por objeto hacer ver la relación que existe entre la composición geológica de un país y sus principales regiones vegetales o la distribución de las plantas espontáneas y cultivadas, se llaman geológico-botánicos, de los que puede citarse como ejemplo el trazado por Willkomm, que acompaña a su tratado sobre las costas y estepas de la Península, y es además el que ofrece un interés más directo en España. También es digno de especial mención el de igual índole que ilustra la obra del distinguido profesor de botánica D. Vicente Cutanda, de feliz memoria, titulada Flora compendiada de la provincia de Madrid.

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