Nunca tuvo en este pueblo la Asamblea, ni por sus atribuciones, ni por el número de sus miembros, igual importancia que la de Atenas.
Reuníase una vez al mes, y se componía de un corto número de ciudadanos, que tenían sobre ellos una doble monarquía hereditaria y un Senado electivo, pero vitalicio e irresponsable.
La Asamblea sólo contaba entre sus facultades la elección anual de los éforos y de algunos magistrados secundarios, el conocimiento de ciertos delitos públicos y el voto de las leyes elaboradas por el Senado. Este voto era únicamente un veredicto de aprobación o desaprobación, formulado por un sí o un no sin que fuera posible modificar el proyecto, que en su totalidad había de ser admitido o rechazado.
Todo espartano mayor de 30 años pertenecía a esta Asamblea. Los demás ciudadanos libres eran convocados para los asuntos de guerra o de alianzas, siendo representados por miembros admitidos en dichas Asambleas generales al mismo tiempo y casi con igual título que los representantes de las ciudades aliadas.
Volver a ASAMBLEA – Inicio