Las artes industriales en la historia

En la época de la decadencia del Imperio romano, aumentó y se generalizó la afición al lujo, y entonces empezaron a desarrollarse las artes industriales; y cuando los bárbaros invadieron el mundo romano, les fascinó y sedujo el fausto de aquella civilización para ellos de todo punto desconocida.

Más adelante, cuando el Occidente cristiano se precipitó sobre el Oriente para rescatar el sepulcro de Cristo, halló en el Imperio griego artes de que no tenía noticia, y al regresar de Palestina aquellos rudos barones que no sabían más que blandir la lanza y la espada, se trajeron consigo para adornar sus lóbregas fortalezas, objetos en que resaltaban el buen gusto, el lujo y la comodidad.

A la caída del Imperio bizantino, los fundadores del reino de Sicilia trajeron a éste la industria de la sedería, con toda una colonia de obreros griegos; de Sicilia pasó dicha industria a Venecia, y esta República hizo de ella un lucrativo monopolio por largos años. En el siglo xv, cuando Mahometo II se apoderó de Constantinopla, gran número de artistas bizantinos obligados a expatriarse se refugiaron en Europa, y la mayor parte de ellos fueron recibidos en Italia, donde las riquezas de las diversas Repúblicas les brindaban con alicientes para instalar en ellas sus industrias, las cuales echaron raíces y se desarrollaron rápidamente en Venecia, Florencia y Génova.

Llegó la época del renacimiento general de las letras y con él el de las artes, y entonces tomaron las artes industriales en todas las naciones de la Europa meridional una parte muy considerable del gran movimiento que las nuevas ideas y los nuevos procedimientos sugeridos por la ciencia produjeron en las Bellas Artes. El lujo, el esplendor, la pompa, desplegados en las grandes ceremonias de la Iglesia y de la Corte, las fiestas reales, los banquetes y saraos de los monarcas y magnates, reclamaban de la industria nuevos productos; y entonces el arte industrial fue creando estilos acomodados al gusto de los egregios consumidores, en armonía con el espíritu de cada época.

Los franceses, más esmerados que nosotros los españoles en el estudio y clasificación de las diferentes manifestaciones de las artes industriales, sobre todo en lo que se refiere a su joyería y mobiliario, han establecido denominaciones privativas para esos diversos estilos, y llaman estilo Renacimiento, estilo Luis XIV, estilo Luis XV, o rococó, estilo Luis XVI, estilo del Imperio, etc., a esas varias evoluciones del gusto que se van sucediendo en la historia del moderno arte industrial. Nosotros tenemos también grandes variedades en los estilos dominantes en nuestros objetos de industria artística, y podríamos perfectamente distinguirlas con las denominaciones de renacimiento, plateresco, greco-romano de los Felipes, churrigueresco, pseudo-clásico, etc.

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