La siembra en el mes de abril

El horticultor debe sembrar en el mes de abril acelgas, calabazas, alfalfas, melones, maíz, celdamo, guisantes, judías, pepinos, perejil, sandías, sorgo y otras muchas hortalizas, así como los prados artificiales. También se plantarán pimientos, tomates y lechugas romanas; se trasplantan las calabazas tempranas, las coles y las cebolletas, y aún los melones en las comarcas donde esta operación sea usual. Deberá escardarse con frecuencia y regar mucho, si el tiempo se presenta seco.

El floricultor siembra por abril muchas plantas cuya enumeración sería enojosa y prolija, bastando citar, por vía de ejemplo, por ser utilizables en España, el algodonero, la balsamina, las begonias, borlones, claveles comunes, claveles de China, espuelas de galán, eucaliptos, geranios, miramelindos, pervincas, petunias y verbenas. En la mayoría de las regiones españolas florecen durante este mes muchas plantas, y por lo mismo exigen especiales cuidados.

En los comienzos del mes de abril los bosques y montes conservan casi en todas las provincias españolas el aspecto que presentaban durante el invierno, si bien el observador atento advertirá fácilmente que ha entrado en movimiento la savia.

Al entrar el mes de abril deberán de hallarse terminadas las siembras de árboles hojosos, y deberá comenzarse la de las especies resinosas, asegurándose antes de la buena calidad de las semillas, sembrando algunas al azar en tiestos con mantillo, que habrán de regarse con agria templada.

La siembra de las especies resinosas se practica de varias maneras, según la naturaleza del suelo y el género de la planta.

Durante el mes de abril se deben escardar los semilleros de otoño y binar los que tengan dos o tres años de existencia; operaciones que habrán de practicarse con precaución para no dañar las raíces o los tallos, siendo muy conveniente cubrir el suelo binado con una capa de hojas muertas para proteger las plantas tiernas contra los ardores del sol.

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