La pendiente de los acueductos romanos

Los antiguos desconocían la ley matemática que enlaza la pendiente con las dimensiones de la sección trasversal, la velocidad y el gasto de un acueducto; pero no es esto de extrañar, porque en el día nos vemos obligados aún a emplear fórmulas empíricas, que no ofrecen completa confianza sirio cuando se aplican en condiciones idénticas o menos análogas a aquellas que han servido para determinar los valores numéricos de sus coeficientes.

Por eso se observa que en los primeros acueductos romanos la inclinación era excesiva; y Vitruvio, al exponer las reglas para conducir las aguas, aconseja adoptar la pendiente de 1/2 por 100. Mas bien pronto debieron conocer que era inútil dar tanta caída a las aguas, perdiendo el desnivel disponible para distribuirlas en los sitios elevados de la población, y mientras el acueducto del Aqua Appia, el más antiguo de todos los de Roma, presenta la pendiente que fija Vitruvio, el Aqua Virgo tenía solamente 2 1/3 por 1000, y el Aqua Claudia poco más de 1/2.

Por la misma razón el nivel de llegada de los acueductos en Roma iba elevándose sucesivamente. El Aqua Appia tenía su término a 8,37 metros sobre el piso del muelle en la desembocadura de la Cloaca máxima en el Tiber ; el Aqua Virgo a 10,43 metros sobre el mismo punto; el Aqua Martia a 37,48 metros; el Aqua Tepula a 38,23 metros; el Aqua Julia a 39,71 ; y los dos acueductos construidos por Claudio pasaban de 47 metros. La altura del monte Esquilino, la más elevada colina de Roma, es de 44 metros sobre el muelle del Tiber: se ve pues con cuánta razón decía Plinio que los acueductos llevaban el agua hasta los más altos montes de Roma.

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